Blog del suscriptor

El parlamento silencioso

.

.

  1. Blog del suscriptor
  2. Opinión

Lo peor de una crítica no es cuando ésta se le expresa directamente a alguien, sino cuando hay un silencio por parte de los críticos tan grande que el criticado sabe que aunque se defienda ya da igual. El silencio le devolverá su realidad criticada multiplicada por cien. Pasado el primer momento de la crítica, que suele ser de indignación y de rabia, y de esperanza en ser escuchados, todo transita al silencio. Con él no solo mantenemos la crítica, sino la desesperanza más absoluta en aquel de quien esperamos un cambio. Cuando la gente asimila lo que pasa calla, pero no otorga. Es un silencio denso de aceptación por resignación y porque ya sabemos que nada cambiará digamos lo que digamos y ello con independencia de tener o no tener razón.

Hay algo en este país que siempre se repite y es que nos hemos acostumbrado a recibir golpes por tantos lados, que ya sabemos que aunque la democracia nos dé libertad de expresión, hablar y expresarnos no sirve para nada en ningún ámbito del país. Da igual porque todo sigue igual, pase lo que pase.

Hace días que por las tiendas no se comentan las cosas como al principio. Notas que la gente lo tiene en la cabeza pero ya calla, incluso si das pie. La gente sabe que hay que tirar para adelante con lo que hay y punto. Y lo que hay notas que no gusta. Ya no hace falta hablar. Ya no hace falta escuchar. Seguimos comprando fruta como si nada estuviera pasando pero sabiendo todo el mundo lo que pasa. Que tanto tu salud como tu negocio dependen de la suerte y que el gobierno hace tiempo que improvisa sobre la marcha igual que nosotros.

Ya no salen en los telediarios tampoco aquellas frenéticas actividades de emprendedores haciendo de todo, ni las explosiones de energía asociativa que pretendían suplir las carencias de una gestión de gobierno sorprendido por la imprevisión, ya se han caído los brazos y todo radica en la desescalada, que es un descenso a la llanura donde dicen que deberemos enfrentarnos a la memoria de 40.000 muertos y a la peor crisis económica de toda nuestra historia.

Éramos ricos. La octava potencia, pero dos meses de parón en la productividad nos van a convertir en pobres. Eso no les pasa a los ricos. Teníamos la mejor sanidad del mundo y los mejores bancos y la mejor democracia, pero solo somos unos presuntuosos porque nada es verdad y todo es propaganda en un país en el que media nación vive de anunciarse.

Pedro Sánchez debería venir a comprar fruta conmigo por Llanes. Seguramente escucharía ese silencio de enorme densidad que dice tanto. Entonces se daría cuenta que el peor parlamento para un político es el parlamento del silencio, esa humilde vuelta de espalda de la gente común que no necesita expertos para saber lo que hay y que te deja mudo aunque hables. No sé si me he explicado. Elecciones en breve, por favor. Cuando se pueda. Sería lo más democrático y lo más valiente.