Una estrategia alternativa

Dos personas mayores andando por un parque. / Pixabay

Vaya por delante que no soy epidemiólogo, médico, enfermero ni tengo nada que ver con el mundo de la administración sanitaria. El carácter técnico de mi profesión sí que me habilita a trabajar con las matemáticas y a tomar decisiones en función de sus resultados. Mi única intención es compartir el análisis que he realizado y que paso a exponer para que otras personas, más sabias y responsables, lo puedan tener en cuenta.

La estrategia de confinamiento total que el gobierno de España ha decretado a partir de la explosión inicial de COVID-19 ha sido exitosa, y a mi juicio, y por lo visto en los países que nos rodean, la única estrategia viable, aunque con matices dadas las circunstancias. Desgraciadamente el virus ha dejado durante estas semanas, y sigue haciéndolo a día de hoy, un elevadísimo número de fallecidos. El enemigo ha mostrado su rostro, se ha dado a conocer. La pregunta es qué podemos aprender de él, quizás para modelar una futura respuesta a su próximo ataque.

Datos

Los datos de fallecidos se pueden obtener de los informes MoMo, desglosados por franja de edad en tres niveles: de 0 a 64 años, de 65 a 74 años, y mayores de 74 años. Dichos datos representan el exceso de fallecidos registrados frente a los esperados: no son exactos pero sí una muy buena aproximación. A día 23 de abril, por orden: 1.024, 3.193 y 23.706.

La pirámide de población española, publicada a fecha de junio del 2019 (obtenida de la web datosmacro.com) ofrece los siguientes porcentajes en las mismas franjas de edad: 80,51% de población entre 0 y 64 años, 12,80% entre 65 a 74, 6,69% de mayores de 74.

No podremos saber con certeza la letalidad del virus hasta que se publiquen análisis de prevalencia de la enfermedad, pero de los datos anteriores se obtiene que la letalidad del virus, sea ésta la que sea para los menores de 65 años, resulta 20 veces mayor en la franja de edad entre 65 y 74 años, ¡y 280 veces mayor que la primera entre los mayores de 74!

Estimaciones

La empresa Inverence publica sus "Previsiones sobre el COVID-19 en España" en la que estima un número final de fallecidos de 40.760 (a 27/04/20). Podemos estimar asimismo la letalidad de la enfermedad en base a lo publicado en los países que sí hacen test masivos a la población, como Suiza (0,6%) o Corea del Sur (0,4% de letalidad). Así, dividiendo los fallecidos por la letalidad (0,6%) obtendríamos que en España hay 6,8 millones de infectados, aproximadamente un 14,5% de la población.

Estas estimaciones no son datos, pero dándolas por buenas, con todas las reservas, podríamos calcular las letalidades estimadas del virus por franja de edad:

0 a 64 años: 0,03%

65 a 74 años: 0,54%

más de 74 años: 7,61%

Conclusiones

Si las anteriores estimaciones son correctas, dado el porcentaje de infectados calculado estamos aún lejos de la inmunidad de grupo, por lo que un rebrote de la pandemia resulta un escenario probable. Si el verano nos da tregua, el rebrote podría ocurrir en otoño o bien por Navidad.

La estrategia de confinamiento, pensada para salvar vidas, resulta sin embargo desastrosa para la economía. Intentando conciliar ambas, salud y economía, los datos de letalidad por franjas de edad parecen sugerir una estrategia alternativa:

En nuestro país la edad de jubilación son los 65 años, y la letalidad del virus se multiplica por uno o dos órdenes de magnitud a partir de este momento. Quizás el siguiente confinamiento podría ser selectivo, extremar las precauciones con los mayores, rastrear mejor los casos positivos, y dejar que los menores de 65 sigan con sus vidas, sus trabajos y sus ocupaciones.

Una opinión personal

La cuarentena era necesaria, pero con los conocimientos actuales debemos prepararnos mejor para la siguiente. Los datos son elocuentes, el COVID-19 mata fundamentalemnte a los mayores de 64 años. ¿Podemos proteger a nuestros mayores y a nuestros sanitarios, y al mismo tiempo a nuestras empresas y a nuestros autónomos? Creo que la pregunta merece la pena.

P.D.: 41.760 fallecidos son inaceptables. La cuarentena no ha sido suficiente, probablemente porque llegó tarde. Sin plantear siquiera cuestiones éticas ni de valía profesional ni personal, simplemente ciñéndome a los resultados, no entiendo por qué aún no ha dimitido el actual ministro de sanidad.