Dadnos de vuestro aceite

Hace bastante me inspira esta frase de las doncellas necias del pasaje evangélico, para entender las claves del tiempo. Revela la crisis de interioridad que se hace visible en la proximidad del “enlace y desenlace”. Y he aquí que Dragó se muda y concreta un “dadnos de vuestro aceite” con Teresa.

El existencialismo del “ser para el ataúd”, en la herencia profunda del siglo XX, pide el aceite de Teresa: “Muero porque no muero”. Decir no, como las doncellas sensatas, es en realidad una obra de misericordia: no, Teresa no es existencialista. No es sentimiento es diálogo.

Otra frase de ella me inspira hoy: “No me extraña que tengas tan pocos amigos”. Soledad espiritual, inherente a la oración. La autenticidad inmanente, precursora de la “pos-verdad”, percibe cercanía en la franqueza de Teresa; pero con esta frase es más difícil eludir la dimensión de encuentro.

No veo la clave del momento en la muerte, la percibo más en las mascarillas que ocultan y desdibujan el rostro humano. Es como si la “caída de las ideologías” derive en ingeniería social personalizada. Como decía Marx, ideología es máscara.

La ideología de la libertad deriva en anonimato. La ideología de lo común decapita la interioridad. No hay persona. Pero la personalidad está también en la antigua máscara sacrificial, y teatral; entendida como diálogo: es lo cristiano. La libertad y lo común no son en absoluto incompatibles; la democracia vive de la persona, “…, o no será”.