Si la Tierra es un ser vivo, está afectado por el virus más patógeno que hay conocido en toda su historia.
Este virus mancha su cuerpo, deja residuos tóxicos, destruye sus tejidos, quema sus bosques, extermina sus océanos, destruye sus biotopos y los sustituye por moles de hormigón y acero. Extrae de su tierra todos los fósiles para quemarlos y convertirlos en CO2 que libera a la atmósfera subiéndole la fiebre. Extrae sus minerales desestructurando y empobreciendo el suelo.
Con esos minerales fabrica sustancias tóxicas para todos los seres que viven en Gaia.
Gaia está terriblemente enferma, tiene la piel llena de pústulas y quemada, la atmósfera saturada de pesticidas, el mar lleno de residuos, los más peligrosos de ellos son radiactivos que matan, mutan y envenenan a otros seres. Esos residuos solo se desactivan en millones de años.
Gaia está tratando de defenderse. En su agónica lucha con la muerte activa sus anticuerpos. Sus anticuerpos son los virus que atacan a su mas mortal parásito: el ser humano del que se contagio hace millones de años. Ha iniciado una lucha a muerte con ese parásito donde nos matará para que ella pueda sobrevivir. Pero si ella muere el ser humano también lo hará.
Los coronavirus son los más eficientes anticuerpos que ha encontrado Gaia para su lucha: crea una especie vírica, la ensaya, mide los resultados, calla, estudia sus errores, pasa un tiempo, vuelve a rediseñarlo, vuelva ensayar y así hasta el fin.
En esta lucha a muerte el parásito humano no tiene ninguna posibilidad. Si Gaia muere, ¿dónde va a saltar?, ¿al espacio sideral?