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Temor en Alemania a los fantasmas del pasado

Imagen tras el atentado de Hanau.

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“El despertar de la bestia” así titula La Reppublica, periódico italiano, la noticia sobre el atentado terrorista sucedido en Hanau (Alemania) la semana pasada. En él murieron 11 personas.

La bestia, en este caso, no es otra que el odio xenófobo instalado ya de facto en este país y que parece que ha llegado para quedarse. El odio no salta de repente a la palestra, el odio se va cultivando lentamente y un día está aposentado como un convidado al que es difícil expulsar.

Momentos muy convulsos se están viviendo en Alemania debidos al tentando de la semana pasada en la pequeña ciudad de Hanau, a 28 km al este de Fráncfort. Un lobo solitario alemán, con estudios universitarios, ha asesinado a bocajarro a 9 inmigrantes musulmanes, entre ellos una joven mujer embarazada. Las víctimas, todos extranjeros, se encontraban disfrutando de su tiempo libre en dos cafés distintos de la ciudad donde se fuma la típica pipa de agua árabe. El magnicida terminó la acción terrorista matando a su madre y suicidándose después él.

No eran victimas al azar, estaban bien seleccionadas por ser emigrantes y además, musulmanes. El autor era un loco con licencia de armas, además de radical y xenófobo, que en un comunicado se confesó autor de la matanza, demostrando una paranoia al hablar de persecuciones y de la manipulación de su cerebro por unos servicios secretos internacionales desconocidos.

Desgraciadamente éste no es un caso aislado. Hace dos semanas, hubo una redada a una célula preparada para atacar. Se detuvo a 12 personas entre 30 y 60 años. Planeaban atentar contra mezquitas a la hora del rezo, matando así a un gran número de fieles.

Los organismos competentes tienen un listado de 12.700 extremistas radicales preparados para atacar. Los mantienen vigilados y se les controla regularmente. Pero 170 son ya los muertos por odio racial desde 1990 en este país.

Alemania vive en estos momentos la mayor polarización desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La democracia que se ha ido construyendo con partidos de centro moderados, donde se ha convivido en paz y en gran crecimiento económico, se está debilitando y corre peligro. Todo se debe a que la radicalización se ha instalado, sobre todo en los nuevos países federales, las antiguas provincias de la DDR.

Ahí la radicalización política forma parte del paisaje, que hasta ahora se ha mirado con preocupación, pero la realidad es que se ha dejado un tanto de lado. ¡Qué no nos contaminen!, han pensado los demás Estados Federados, y pasito a pasito el partido radical xenófobo de extrema derecha AFD se ha ido afianzando tanto en parlamentos regionales como en el nacional donde se ha instalado con un 12,6%, ante el asombro de casi todos.

Su discurso xenófobo, radical y de odio contra el extranjero, sobre todo musulmán, envenena el ambiente político. Pero al tener representación parlamentaria muchos de sus votantes lo ven justificado y legitimado, además hay una estructura y una red de simpatizantes aglutinados bajo las siglas de este partido y la asociación PEGIDA (Organización de Europeos Patriotas contra la Islamización de Occidente), que hacen prosperar el odio y dan alas a un discurso anti inmigración que va calando. El partido Social Demócrata alemán SPD, insta a que se mire con lupa los movimientos del partido AFD y organizaciones afines, intentando atarles en corto.

Gran parte de la sociedad alemana, ha recibido el atentado con espanto e incredulidad, frente a una minoría que cargan de nuevo las culpas a las políticas migratorias de acogida y brazos abiertos de la Canciller Angela Merkel.

La sociedad y los propios analistas políticos se preguntan por una solución contra el odio y el racismo, denominados por Merkel como "veneno en nuestra sociedad". De momento se están promoviendo paquetes económicos para fortalecer el Estado de Derecho, con más presupuesto a la Policía, la Justicia y los Servicios Secretos. También se reclama a los organismos públicos que transformen el lenguaje y lo hagan más integrador, esto es, llamando al emigrante conciudadano. La sociedad civil debe involucrase también, se le insta a que denuncie a todo aquel que ese bajo sospecha por sus comentarios en público de odio contra el extranjero, con tenencia de amas y con claro perfil xenófobo.

Alemania está despertando y comienza a tomárselo en serio, saben que su historia les persigue y les asusta que el pasado se pueda hacer presente.