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Dice Clint Eastwood

Clint Eastwood y Olivia Wilde durante el rodaje de 'Richard Jewell'.

Clint Eastwood y Olivia Wilde durante el rodaje de 'Richard Jewell'.

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En la película Richard Jewell, casi al principio suelta una frase antológica. “Cualquier persona con un poco de poder puede convertirse en un monstruo”. No sé si Clint quiso decir persona, ser humano, ente o cualquier otra acepción. A mí me parece que si uno es persona en toda la amplitud de su significado difícilmente caerá en la tentación de convertirse en un monstruo. Ser persona es saber evitar determinadas tentaciones.

Otra cosa es que esté en proceso de convertirse en persona o que lamentablemente no lo haya conseguido en absoluto. En cuyo caso podría resultar mas vulnerable a ese poco de poder. Poder que en ningún caso sería ese “poder personal” como capacidad de autogestión adaptativa de que habla Karl Rogers, como objetivo de algún nivel de realización en el proceso de convertirse en persona. Es una película sobre un entrañable personaje, a quien unos empleados del FBI tratan de empapelar sin motivo.

“Prométeme que si logras entrar en la policía no te convertirás en un capullo”, o algo parecido le dice su abogado. El Eastwood las deja caer suavecito pero certero, muy, muy suavecito y muy, muy certero.

El prota, que cuando habla parece prudente y bien ajustado, conoce el reglamento, cumple las normas, protege y ayuda. Y a pesar de todo el FBI pretende socarrarle aprovechando que pasaba por allí. Es una historia verdadera, con un protagonista que muere a los 44 años de un infarto. Se salva y los del FBI se quedan con las ganas.

La cuestión es que el FBI, parecía una entidad limpia con empleados no solo eficientes sino justos y veraces. Ver que ese poco de poder los convierte en ese pequeño y feo monstruo que dice Clint al principio supone una decepción mas con respecto a las instituciones que deberían ser confiables, pero están encomendadas a las pequeñas cotas de poder de empleados que por ello se han convertido en monstruos, trajeados y con móvil, pero monstruos. Y así estamos.