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No sin mi ERE

Chaves y Griñán, este martes tras conocer la sentencia de los ERE.

Chaves y Griñán, este martes tras conocer la sentencia de los ERE.

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Por fin la sentencia después de un “embarazo” de nueve años, que ya es decir. Manuel Chaves y José Antonio Griñan, “Manolo y Pepe” como acostumbra en llamarlos doña Susana Díaz, pasan por la vicaria del fraude con cargos públicos de por medio en una multimillonaria y masiva trama en donde la clase política hace su agosto con dinero ajeno. Ojo que estamos hablando de 680 millones de euros con un total de 19 ex altos cargos de la Junta de Andalucía del Partido Socialista (PSOE) involucrados en la ya conocida como la mayor estafa de este país.

Lo cierto es que tanto el PP como el PSOE nada tienen que reprocharse en esto de la corrupción, tanto monta, monta tanto; y lo peor es que ni los unos ni los otros aflojan un céntimo de lo sustraído. Mi admirado amigo Casarrubios, hombre tan ilustrado como certero en sus apreciaciones –jamás precisa del ojo de halcón- define la corrupción entre un partido y el otro como algo muy claro de entender: “Mientras el Partido Popular defrauda para dárselo a los ricos, el Partido Socialista lo hace pensando en los pobres, aunque a éstos luego no les llegue ni el reintegro”. Certeza infinita. De manera que lejos queda la ensoñación del famoso arquetipo de héroe Robin Hood, pero los tiempos actuales han cambiado tanto la naturaleza de los hechos que ahora la moda está en la prevaricación y en la malversación de caudales públicos. Aquellos bosques de Sherwood, hoy son fondos de reptiles sin ningún control.

A mí la cifra ésta de los 680 millones me dilata las pupilas, sobre todo porque su finalidad guarda estrecha relación con la profunda precariedad laboral en este país. Me parece de una gravedad sin parangón la desvergüenza de cuantos se han lucrado utilizando estos fondos con el pretexto de ayudar a empresas en dificultades, teóricos cursos de formación o con falsos argumentos como el de proteger a personas en situación de desempleo. Sin embargo la trama ilegal iba por otra dirección bien diferente, por ejemplo la de utilizar ingentes cantidades de dinero repartiéndolo entre el clientelismo político del PSOE en Andalucía. Es un atentado en toda regla hacia la dignidad humana, por eso me parece mezquino teniendo en cuenta la cantidad de personas en paro y familias dependientes de ayudas económicas que necesitándolas de verdad se quedaran sin ellas en beneficio de una confabulación nauseabunda.

Y claro, uno se pregunta por el papel que desempeñan las organizaciones sindicales de este país, porque mayor expolio hacia los intereses fundamentales de la clase obrera no ha habido otro y sin embargo todo esto no les parece que sea tan grave como para guardar luto riguroso en favor de los trabajadores. Entonces a uno se le representa la imborrable figura de la juez Alaya, ya saben, heroína de los ERE, mujer vilipendiada, demonizada e incluso hostigada por su quehacer de ejemplar justiciera cuyo mayor pecado para muchos vocingleros residía en que esta señora magistrada no paraba de buscar la verdad, destapar lo inmundo a toda costa y empeñada en impartir rectitud de justicia. Pues chapó por ella y con dos tacones ha demostrado que andaba sobrada de razones.

Como ahora estamos en esa clase de política clientelar en donde el rasero es proporcional al afane de poltrona, afloran reacciones según temporada; por ejemplo el señor Iglesias descuelga una templada dedicatoria a la sentencia judicial con una alegoría en tiempo pasado: ”El bipartidismo trajo corrupción y arrogancia”. Uno se cuestiona aquello que sirvió de base para la moción de censura a Rajoy nada más conocerse la sentencia del caso Gürtel cuando se hizo buena para la democracia de entonces –la misma a día de hoy- la exigencia de no poder soportar delincuentes a los mandos del Gobierno, entonces en manos del Partido Popular. El señor Ábalos, a la sazón actual Ministro de Fomento en funciones, ha dicho que “esta sentencia no es un caso del PSOE”. Pues entonces si no es atribuible al PSOE habrá que achacárselo al partido independiente de Burkina Faso. Ya me dirán.

Llegados a este punto uno se formula idéntica pregunta que se hace el alcalde de Cádiz y líder de Podemos en dicha ciudad, “Y ahora, ¿quién devuelve tantos millones de dinero público robado?” Pues eso mismo nos planteamos cuando la Gürtel ¿Y ahora qué? Y puestos en modo interrogante ¿Qué habría pasado en urnas de haberse conocido la sentencia unos días antes de las elecciones del 10N?

En fin, sinceramente no creo que exista la corrupción buena, por eso me confieso muy de la juez Alaya e igualmente admirador de la Fiscalía Anticorrupción de Sevilla por el gran servicio prestado al conjunto de la España honrada.