Dos sentencias para vestir una pantomima

. Efe

Las pantomimas de un régimen falsario salen caras. Se ha provocado un acelerón a la independencia y al consiguiente conflicto civil entre catalanes a través de una sentencia que ni resuelve el delito ni lo absuelve. Sentencia que parece diseñada para ser la peor solución: aquella que prolonga el problema, renunciando al principio de autoridad del Estado, e incuba el odio artificial de un pueblo que ha hecho del victimismo, causa.

El Tribunal Supremo del gobierno nos coloca en un callejón sin salida adoptando un fallo-fallido por injusto. Si en su ingeniería jurídica de encaje de bolillos necesitaban "más violencia" para justificar un claro delito como "rebelión" y no como "sedición", no se preocupen, que no sólo la van a tener sino que encima han dado alas a que se produzca. Se verá, la veremos y se extenderá, pero entonces ya será muy tarde para calificarla y atajarla. La Democracia tenía una oportunidad de hacerse presente y la ha vuelto a malgastar en base oportunista.

Democracia cuyo poder judicial se muestra firme, esta vez sí, en el otro fallo que de una exhumación hace profanación vulnerando en clave de "caso especialísimo con carácter excepcional" los derechos fundamentales de la persona, familia, decretos internacionales y libertad de culto. Todo amparado por esa ley criminal y meramente ideológica que rige la Memoria histórica.

Conclusión: el poder judicial dicta sus sentencias a favor del guión de un ejecutivo que se hace Estado y lo que es más grave: ataca y maltrata a quien puede, no a quien debe. Estado ya cancerígeno que en su absorción de poderes arrastra a una población indefensa que ve como el principio de autoridad no existe más que para el interés particular del gobierno de turno.

Por tanto, es un mes que pasará a la historia como la descomposición clarividente de un secreto a voces: el de unos poderes del Estado que dependen exclusivamente del Ejecutivo y éste a su vez, de un calendario electoral, de una agenda cortoplacista, partidista e interesada.

Eso es el resumen criminal de la democracia española, una pantomima que desembocará en tragedia.