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Ciudadanos o la fuerza del sino

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, da el pistoletazo de salida de la precampaña de su partido con un encuentro ciudadano en Madrid.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, da el pistoletazo de salida de la precampaña de su partido con un encuentro ciudadano en Madrid.

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No pudo ser. Ciudadanos se fundó atrayendo a gentes diversas con ideales sencillos pero contundentes, defender el sentido común, el sentido común que se iba perdiendo a borbotones, con una representación política a cargo, en su mayoría, de dos partidos hasta las cejas de corrupción y estancados en un sectarismo prepotente. Ofrecía una idea básica: defender a ciudadanos libres e iguales en todo el territorio nacional. Y fue un buen sueño que se materializó en medidas más o menos grandes desde una oposición responsable y no tóxica.

Pero, la obsesión por defender las buenas ideas de las malas hierbas, está arrancando tanta tierra alrededor que las raíces empiezan a perder estabilidad, y la bella flor que crecía en el cenagal de la política española empieza a destruirse.

El problema no es que no se tomen buenas decisiones, es que se ha pasado de tomar decisiones contando con muchos a no contar más que con los Elegidos. El problema no es que se haya ido a la derecha, difícil no ir a la derecha cuando la izquierda supuestamente moderada camea con los nacionalistas en un porno vergonzoso y apuesta por llevarnos a la ruina nuevamente.

El problema es que muchos de los que entramos en Ciudadanos, siendo antes de los que pensábamos que jamás estaríamos en un partido político, creíamos que este era diferente, lo veíamos como un partido sin ideología estrecha y excluyente, esencia liberal generando propuestas concretas

A lo mejor no puede ser de otro modo, a lo mejor, esta deriva a populismo torpe y enaltecimiento de las estrellas del partido o las anexionadas in extremis, es lo que podemos esperar de un partido político, pero no es lo que vi cuando llegué y que tantos momentos agradables me brindó.

Me llevo buen recuerdo de personas, no soy nadie que al partido importe, pero quizá, si a alguien de las grandes alturas le llega esta reflexión, le sirva para cambiar un poco el rumbo y volver a escuchar a los españoles y no solo las coplas frías de los CM.

Con todo, quizá siga votando naranja el 10-N, sigo creyendo que son buena gente, con buenas intenciones e ideas para España y, desde ese sentido común y mi inevitable sentido del deber que me llevó hasta Ciudadanos, pienso que es la mejor opción para mandar a Sánchez fuera de la Moncloa y evitar una vuelta al bipartidismo de la corrupción, la inacción ante los gobiernos taifas y esta España ninguneada fuera y dentro de nuestra fronteras, la mejor opción para conformar una coalición donde el horizonte económico no sea más sombrío que las tormentas vividas en la pasada crisis.