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Hombres de Estado

Rivera

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A Sánchez sólo le importa Sánchez. Quizás sea una consecuencia directa y hasta lógica de haber estado políticamente enterrado y haber resucitado al tercer día por obra y gracia de todos los que veían a “la faraona del Tardón” como lo que era: la hija carnal de los Eres y una amenaza aún mayor que el ego exacerbado e injustificado de Pedro.

De hecho, vemos a Susana tragar saliva semana sí, semana no en el Parlamento intentando hacer oposición destructiva a un gobierno infinitamente mejor que el suyo de 4 décadas. Es hasta cómico cuando la providencia le obliga a hablar de Sánchez y se le tuerce el gesto hasta casi no disimular los ardores típicos de la indigesta derrota.

Pero no me olvido, quiero hablar en esta pieza de hombres de Estado, por eso empiezo en esta línea a hacerlo. En un momento en que el panorama político es diverso, prueba evidente de que los ciudadanos empiezan a abrir su mente en política y superan eso de los buenos y los malos, es precisamente cuando un proyecto puede erigirse como partido de Estado.

¿Cómo? Con generosidad y sobre todo teniendo muy claros los objetivos ideológicos y materiales de tu proyecto. Es en momento como este, en que los egos crecen y muestran toda su obsolescencia, cuando un político tiene que ser no sólo un estratega, sino más bien un hombre comprometido con quienes le confiaron el rumbo de su país. Albert Rivera reacciona y ofrece una abstención a cambio de mantener la unidad del país, de no acribillarnos a todos a impuestos y de mantenernos unidos ante cualquier desafío a nuestra democracia. Siendo así las cosas, y objetivamente hablando Albert es un hombre de Estado, pues ningún líder político ha siquiera planteado nada similar.

El resto de líderes, anclados y lastrados por sus intereses personales, se limitan a preparar lo que Sánchez planea desde la noche electoral del 28 de abril: elecciones.
Toda la maquinaria electoral de los socialistas se ha mantenido en el tiempo, protagonizando la campaña electoral más larga y costosa de nuestra democracia. Viernes sociales , (más locos que sociales), vuelo aquí, vuelo allá para pasear palmito por donde pusiera haber cualquier sarao, gastos personales insidiosos que tenían como objetivo “obamizar" a un Presidente que nunca estará a la altura del país que tiene el privilegio de dirigir.

Hombres y mujeres de Estado, personas capaces de dejar de lado sus intereses a cambio de otorgar fuerza y estabilidad al proyecto de país en el que creen. En este caso, Albert Rivera.