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Mujeres y hombres

Fotograma de la película 'Yesterday'.

Fotograma de la película 'Yesterday'.

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Esta moda del feminismo es completamente interesada, partidista y encima subvencionada. Parece un poco vergonzoso ese lío de adoctrinamiento altamente politizado al que se entrega dócilmente un grupo numeroso de personas en aras de la corrección política.

Fascinadas y fanatizadas parece que algunas mujeres quieren exterminar a los hombres.

No somos iguales, somos altamente diferenciados, afortunadamente, y complementarios.

Cuando entonces André Mourois contaba una hermosa historia de amor y sexo. En tiempos remotos el demiurgo reunía los dos sexos y era feliz . Hasta que vino un dios travieso y los separó. Desde entonces hombres y mujeres buscan desesperadamente su otra mitad, su complemento: su media naranja. Raramente se encuentran, pero cuando lo logran se produce "el flechazo", se reconocen y ya no se separan.

No sé porqué la sociedad ha dado en demonizar lo masculino y divinizar lo femenino y cancelar la diferencia (la petit diference). No somos nada iguales, somos complementarios y nos necesitamos.

He conocido personas fantásticas de ambos sexos. Mujeres valientes, lúcidas, luchadoras, auténticas Palas Athenea. He conocido hombres entrañables, tiernos, inteligentes y amorosos que nunca abdicaron de su condición.

La unión de ambas energías es tan poderosa que puede crear vida. Es tan importante que requiere un Sacramento e imprime carácter. Vulgarizar y rebajar la relación de la pareja es un verdadero atentado contra la vida, contra el amor, contra la ternura. Es un contradiós.

Debemos encarnar las cualidades inherentes al ser humano y las particulares de cada sexo o en su caso las que te hayan tocado en el reparto. Genéricamente los hombres son solares y las mujeres lunares, pero hay mujeres luminosas y hombres oscuros. Y es que en el reparto de cualidades no debió de haber suficiente material para hacerlo homogéneamente y todos tenemos algún flanco desguarnecido que nos impulsa a la búsqueda de la complementariedad que habrá de completarnos y hacernos felices. Algo poco fácil de conseguir y en cuya búsqueda podemos sentirnos altamente infelices.

Este momento social viene muy confuso y no conviene perder algunos denominadores comunes necesarios.

Yo, mujer, puedo ganarme la vida como un hombre y ganar unos estándar de libertad. Puedo renunciar a unas cosas que antes venían impuestas por la costumbre en aras de unos criterios. Y digo "renunciar": elegir, coger algunas cosas y dejar otras.

Yo mujer, soy un ser humano y de ningún modo puedo perder de vista esta realidad substancial. No soy un robot, ni una barbie.

Con tristeza veo desaparecer un mundo que amaba y que estaba saturado de cosas valiosas en aras de una modernidad muy, muy frívola.

Aquellos valores verdad, bondad, belleza tan universales han sido secuestrados y sustituidos por otros menores. La solidaridad está incluida en la bondad, infravalorada esta en un alarde de incomprensión y de incultura.

Debo cuidar la vida en todas sus formas, incluidas las de los animales: No hay que matar ni animales ni a niños indefensos en el vientre de sus madres.

Por encima de las diferencias sexuales, hay un denominador común: ser persona y, apurándolo mucho, ser. Y ahí es donde deberíamos encontrarnos, comprendernos y abrazarnos.