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El doble juego político

Pedro Sánchez, este martes durante su reunión con Pablo Iglesias.

Pedro Sánchez, este martes durante su reunión con Pablo Iglesias.

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Lo que estamos viviendo estos días en la política española es de las cosas más tristes que podemos vivir. ¿Por qué?, se preguntarán. Siempre ha sido así, me podrían decir.

La verdad es que la política no es un juego, aunque tantas veces se hable del juego de la política. Y me explico: una cosa es el acuerdo a futuro, el "do ut des" o el "ponme aquí y quítame de allá", con el que los políticos de toda clase han llegado a acuerdos imposibles a lo largo de nuestra corta historia democrática.

Pero en las semanas que llevamos desde las elecciones generales de abril o las autonómicas y municipales de mayo está sacando a la luz la espeluznante cortedad de miras de los políticos españoles. Y no me refiero a que no sepan negociar en el juego político, sino a que todos miran por el bien de su partido, o de su rédito político, sin mirar ni un ápice por los intereses de los españoles.

El PSOE y el PP están dejando pasar el tiempo, sabedores de que unas nuevas elecciones beneficiarán el bipartidismo y les llevarán a sacar mejores resultados en una nueva cita con las urnas.

Ciudadanos está atado de pies y manos por los supuestos apoyos franceses de Macron (o la masonería, vaya usted a saber) y no quiere ni negociar con Vox ni llegar a acuerdos de gobernabilidad que hagan palpables sus resultados electorales, muy por debajo de lo esperado.

Vox no quiere quedar como el tonto útil del PP y Cs, y no quiere que los gobiernos se formen sin su beneplácito, porque sus votantes podrán echarle en cara haberse vendido de manera facilona, como en Andalucía.

Y Podemos, que quiere entrar en el Gobierno, sabedor de que puede ser la única manera de salvarse de una debacle en las urnas, cosa que pronto se producirá.

En fin, todos jugando al juego político... y, los unos por los otros, la casa sin barrer. España, sin Gobierno, las autonomías, sin capacidad de tomar medidas de calado. Las empresas, a la espera de mejores momentos y la bolsa, que ni sube ni baja ni todo lo contrario. 

Podemos jugar al juego de la política o podemos jugar a ponernos de perfil e intentar que nadie nos vea. Así, que llegue el verano y nos vayamos todos a la playa a respirar aire fresco y se quede toda la tarea para septiembre. Pero... ojo, el buen estudiante no deja las cosas para septiembre. Y España pagará cara la desidia de los políticos en los últimos tres meses.