El profesor

Una clase en un colegio de Primaria. Foto: EFE

Desde los tres años, cuando por primera vez pise la escuela, he conocido a muchos maestros y profesores que han engrandecido no solo mi vida sino también la de mis compañeros. Unos son altos, otros bajos; unos con gafas, otros sin ellas, pero nada de eso importa. Todos, cada uno a su manera, han tratado de transmitirnos principios nobles como la justicia, la prudencia, la misericordia, el valor del esfuerzo, principios que no caducan por mucho que la sociedad actual relegue de ellos. ¡Qué sería de nosotros sin los consejos y enseñanzas de esos virtuosos profesionales! 

La educación engrandece no sólo el cuerpo sino también el alma y nos prepara para un futuro mejor, para poder ser grandes profesionales, cualquiera que sea el camino u opción que elijamos, profesionales libres, felices, comprometidos con el mundo que nos rodea. No importa dónde estemos o a dónde vayamos, si luchamos con fe ardiente conseguiremos alcanzar no solo nuestros objetivos, sino también nuestra felicidad, y nuestros profesores verán el fruto de su esfuerzo.