Blog del suscriptor

Migrantes atrapados entre discursos políticos

Migrantes en el puerto de Tarifa (Cádiz) tras ser rescatados por Salvamento Marítimo en el Estrecho de Gibraltar.

Migrantes en el puerto de Tarifa (Cádiz) tras ser rescatados por Salvamento Marítimo en el Estrecho de Gibraltar.

  1. Blog del suscriptor
  2. Opinión

Dos niñas de nacionalidad nicaragüense, de dos y nueve años de edad, fueron detenidas este pasado mes de abril cuando transitaban junto a su madre por territorio mexicano hacia los Estados Unidos. Durante cinco días fueron confinadas entre barrotes, en condiciones indignas, hasta que fueron deportadas de nuevo a Nicaragua e internadas en una casa de seguridad para opositores al régimen de Ortega. 

La hondureña Carla, originaria de la ciudad hondureña de El Progreso, viajaba con dos niñas de año y medio. El pasado 22 de abril fue arrestada por la policía mexicana que la trató sin contemplaciones y la obligó a subirse en un autobús militarizado de regreso a casa. Muchos telespectadores, al ver las imágenes, afirmaron que era una locura caminar 30 kilómetros al día en esas condiciones. Locura, cuenta ella a quienes la quieren escuchar, es quedarse en tu casa esperando a que un marero al que has reconocido en un asalto venga a tu casa a quitarte la vida.

Estas mujeres son parte de los casi 15 mil centroamericanos que han sido deportadas de México hacia sus países de origen en este pasado mes de abril. Tres veces más que los deportados en diciembre por el anterior mandatario mexicano.

Hubo quien depositó muchas esperanzas en el nuevo presidente azteca y sus proclamadas buenas intenciones. Al parecer su política de mano abierta duró poco. Hasta Trump lo ha felicitado. Ahora su mensaje se ha moderado. Pide financiación a USA para ayudar a desarrollar los países de su frontera sur. Suena razonable. ¿Y los Derechos Humanos de quienes ya están en camino? Siempre se puede decir, como ha hecho López Obrador, que se les está protegiendo. Contra ellos mismos, claro. 

No es la primera vez que lo vemos. Pedro Sánchez tardó seis meses en pasar de abrir las puertas a los migrantes varados en medio del mediterráneo a bloquear la salida de buques de rescate. En este caso no fue Trump sino Salvini quien lo aplaudió. 

Ocurre que cuando una decisión se toma unicamente para ganar votos y no se sustenta en una verdadera política pública, es decir, en un plan bien organizado que contemple todas las aristas que supone abrir las fronteras y crear las condiciones para que miles de inmigrantes trabajen y se integren, los únicos beneficiados del “buenismo” son quienes comercian frívolamente con la miseria humana

Las fronteras se abren por un rato permitiendo que alguien saque un redito político. O se sustituyen las concertinas por cilindros rotatorios para tranquilizar las conciencias de quienes gustan de gestos efectistas. Pero finalmente las estadísticas nos devuelven a la triste realidad. 

Miles de personas no alcanzan nunca su sueño y permanecen atrapadas en unas condiciones de vida espantosas. Será difícil que sea de otra manera mientras no haya políticas consensuadas cimentadas sobre el derecho que tiene cualquier ser humano a buscar una vida digna. Políticas a largo plazo, de amplio espectro político, que comprometan a los Estados por encima de los intereses partidistas, es decir, alejadas por igual de la xenofobia de derechas como del populismo de izquierdas.