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Frankenstein está en la derecha

Pablo Casado junto a Adolfo Suárez Illana en el templo de Debod de Madrid.

Pablo Casado junto a Adolfo Suárez Illana en el templo de Debod de Madrid. EFE

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Frankenstein estaba en la derecha. Un monstruo de tres cabezas, construido con restos de otros partidos. Agitar al fantasma del catalanismo es sólo una cortina de humo. El axioma, parte de una premisa verdadera, lógica y matemática es irrefutable: hay elecciones porque los independentistas votaron no a los presupuestos de Sánchez, ergo Sánchez no ha pactado con los independentistas. Lo demás es fatuo y chamánico, el único conjuro que les queda a Rivera y Casado. Rivera no ha perdido el norte, como se está diciendo estos días, sino el centro, que es mucho peor (Pedro J., hágame el favor de explicárselo). 

Borrell, proverbial demiurgo del “nuevo PSOE”, en expresión de Tezanos, se lo ha dejado muy claro: no se puede imponer un cinturón sanitario (a la manera que hiciera el Conde de Floridablanca con la Revolución Francesa), a un partido socialdemócrata y dar cancha a otro ultraderechista. No es no, tiene más lógica que nunca.

Casado ha pasado demasiado tiempo viviendo de la política. Bueno, en realidad todo el tiempo. Sus expresiones suenan a adolescente malcarado. Vacío de proyectos para España. Una bandera no lo tapa todo. Suárez Illana no es ni de lejos la sombra del padre. No es lo mismo torear, que lidiar en política, mucho más peligroso. Los debates morales del divorcio y el aborto han sido superados por la sociedad. El centro y la transición se merecían otra cosa. 

La ultraderecha asusta: van en serio. Contra los derechos consolidados de las mujeres. Contra los inmigrantes que sostienen el Estado de Bienestar. Contra las comunidades autónomas que aproximas los servicios a los ciudadanos. Contra los derechos de los homosexuales. Contra la concordia en definitiva. Eso si merece un cordón. Neotrumpismo o lepenismo a la española, aunque mucho más rancio y vacuo. Abascal es en realidad un 'bluf'.

Un paniaguado de las fundaciones de Esperanza Aguirre. Nada que ver con el “guardabosques viril” que describe Fernando Sánchez Dragó desde la caverna de Castilfrío (en estos días sólo me pregunto qué pensaría hoy de este viraje político-personal su viejo amigo del PCE, Jorge Semprún, es decir, “Federico Sánchez se despide de ustedes”). La Reconquista está plagada de mitos y falsificaciones. Las armas las carga el diablo.

Pablo Iglesias ha pasado demasiado tiempo en casa. El viejo modelo del centralismo democrático no funciona. No se puede predicar, y no dar trigo. Yo quería a Íñigo Errejón, reconvertido a socialdemócrata y en el PSOE, pero se ha ido con Carmena (amigos de las alturas, estén más atentos la próxima vez). 

Las Fake News lo inundan todo, hasta el periodismo más serio. Mery Shelly escribió la gran novela hace doscientos años, y se quedó corta. El final está vez es feliz. La socialdemocracia tendrá mayoría.