Y llega el día que en una televisión pública, (léase pagada por todos), y en una mesa redonda en la que se dan cita “intelectuales” que exponen su opinión sobre diversos asuntos, llegas a oír cómo se usa conscientemente el supremacismo para humillar a un pueblo.
Aunque parezca mentira no se trata de TV3 en esta ocasión. La ETB vasca reunió en su programa “En Jake” a lo más granado de sus tolerantes contertulios para, junto a un presentador altivo y malencarado, intentar hablar lo peor posible de una región y un Parlamento autonómico que osó parlamentar de otra región de España.
Los allí presentes lanzaron una batería de datos negativos, en los que pretendían decir poco menos que Extremadura es un páramo nauseabundo donde no existe la educación ni la cultura, y todo ello porque en su Cámara Autonómica se solicitó la aplicación del 155 para Cataluña.
Uno de los intervinientes llegó a comparar lo dicho en el Parlamento extremeño con el antisemitismo, en un disparatado símil que paró el siguiente orador que, creo que víctima de una autoimplosión neuronal, habló del nacionalismo y de colonialismo español en Cataluña. Ciertamente tengo dudas razonables si lo que bebían estos era agua u otro brebaje. Yo, que soy de natural bienpensado, creo que solo sufren el virus indepe cerebral, así parecen indicarlo los síntomas.
En Extremadura, Andalucía, Cataluña, Galicia, Madrid y hasta en Francia o Hungría puede y debe hablarse de la Constitución española y su aplicación.
¡Ea!, ahora voy a hablar de Extremadura, una tierra con tesoros culturales, gastronómicos y un pueblo profundamente integrador e infinitamente más educado que esas máquinas expendedoras de odio en que progresivamente se están convirtiendo algunas televisiones públicas autonómicas.
Yo sí he ido a Extremadura, pruébenlo, seguro que les sirve como terapia contra el odio.