El invierno exige que nos cuidemos ante las gripes que son contagiosas y que pueden ser peligrosas.
El movimiento reaccionario se extiende por la piel de toro, prometiendo lo que otros ya prometieron, y, ofreciendo soluciones fáciles ante problemas complejos.
Los verdaderos patriotas se preocupan por el bienestar de las sociedad, de todos sus componentes, sean hombres, mujeres, niños, ancianos, desfavorecidos, discapacitados, e incluso, con los inmigrantes que se baten el cobre día a día, en un país que olvida su pasado y su presente migratorio.
Los patriotas se escandalizan por los 90.000 millones de euros anuales que se evaden por la corrupción política, se tiran de los pelos por el fraude fiscal, se desgarran las vestiduras por los cientos y miles de maltratos y acosos, se rompen la cabeza por las mujeres asesinadas, se quedan con la boca abierta por los despreciables comentarios sexistas hacia las mujeres, les duele que los discapacitados sean estigmatizados, rechazados y con serias dificultades añadidas para encontrar trabajo y mantener una cuadrilla.
El patriota no quiere buitres que rompen el mercado inmobiliario presionando a los inquilinos mediante el acoso y el aumento de los desorbitados alquileres con la intención de mandarlos a la calle. Qué decir de esos buitres sobrevolando los hospitales con la intención de hacer oscuros negocios con la salud de todos los españoles.
El patriota reconoce la diversidad de España, sus idiomas, pueblos y raíz común, siendo consciente que solo queda el camino de la aceptación y la democracia verdadera.
El patriota se preocupa por la sostenibilidad del medio ambiente y de que la vida salvaje no sea destruida.
El patriota quiere energía sostenible, libre de puertas giratorias.
El patriota evoluciona y rechaza la tauromaquia porque come carne por necesidad, no disfruta con la tortura gratuita de los animales.
Los patriotas no se cubren con banderas, se cultivan, escuchan activamente, tienen empatía, aceptan las diferencia, no manipulan la realidad, tergiversan y, no se ponen vendas en los ojos.