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La ley de los rendimientos decrecientes en la violencia de género

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Hace casi un año escribí en este blog un post que titulé "Bortkiewicz o lo terrible de los crímenes". Refería en el mismo un reciente artículo de Javier Marías ("Lo terrible de los crímenes") en el que se argumentaba que en nuestro país no existe conspiración alguna para asesinar a mujeres, lo que no resta importancia alguna a la gravedad de los crímenes perpetrados por los sádicos que matan a sus parejas.

A pesar de ser lo anterior casi una preogrullada, el artículo de Marías levantó ampollas, lo que me resultó sorprendente. Es más, me pareció preocupante, porque el hecho que una obviedad de tal calibre no pueda ser expresada en público sin que le acusen a uno de "machismo" quiere decir que sobre este tema no es de buen tono ni siquiera pensar racionalmente, lo que sin duda no va a contribuir a encontrar soluciones al asunto, si es que éstas existen.

Envié mi post a un diario online con el que colaboro desde hace años y no quisieron publicarlo. No fue ni la primera ni la última vez, y no les culpo, y aunque publican algo así como el 95% del contenido que les envío, tampoco me sorprendió, ya que en una ocasión anterior me pidieron editar un artículo en el que al parecer usaba la palabra "negro" demasiado alegremente (lo recorté y lo publicaron). En este caso, sin embargo, una versión recortada tampoco parecía apropiada para su línea editorial, así que envié la última a este blog, que la publicó. Aunque algo más breve que el primer borrador, supongo que el post era demasiado técnico y farragoso, por lo que no despertó gran interés.

En este último año se ha escrito mucho sobre este tema. Las manifestaciones feministas, un nuevo gobierno de izquierdas, la sentencia de la manada y el auge de Vox sin duda han contribuido a mediatizar aún más el asunto. Esta misma semana un artículo de Sánchez Dragó titulado "Con faldas y a lo loco", en el que se hacen afirmaciones falsas sobre el número de niños asesinados por sus madres ha vuelto a levantar una polvareda en redes.

Sincermente, en la era de Google me resulta sorprendente que Sánchez Dragó escribiera ese artículo sobre un tema delicado y que sus editores no le corrigieran. Una rápida búsqueda en Internet me ha permitido comprobar que el número de niños asesinados por sus madres o madrastras es más de diez veces menor que la cifra avanzada por Sánchez Dragó (67), pero puede que Google esté caído en el barrio en que vive el polemista madrileño. Ahora bien, aunque esta cifra sea muy baja no es nula, por lo que el problema de madres que matan a sus hijos en España no es inexistente.

Lo que yo insinué en mi post con respecto a las mujeres asesinadas en España fue que el hecho de que un problema exista no quiere decir que sea posible resolverlo. De hecho, acepto apuestas en este sentido si algún optimista se atreve a hacerlas. Argumenté también que los asesinatos de mujeres por parte de sus cónyuges son de hecho una categoría dentro del número general de asesinatos, como podrían serlo los asesinatos cometidos los lunes, y es que intrínsecamente la violencia de género, por su propia definición, es un fenómeno estadístico que entre los periodistas anglosajones se conoce como "cherry picking".

Déjenme matizar usando un ejemplo aparentemente menos polémico que el asesinato de mujeres por parte de sus maridos, como el dato avanzado por Sánchez Dragó. Reducir el número de hijos asesinados por sus madres es en principio posible, pero para lograr ese objetivo habríamos de cometer injusticias palmarias, como por ejemplo invertir la carga de la prueba y presumir que todas las mujeres con enfermedades mentales son asesinas de bebés en potencia, y obligándoles a abortar. Habría tantos falsos positivos que estaríamos, como sociedad, creando una injusticia insoportable.

El problema de los hijos asesinados por sus madres es sin duda una tragedia para las familias que han de vivir semejante drama. No es, sin embargo, un problema que pueda equipararse a la poliomelitis, para el que una adecuada campaña de vacunas puede erradicarlo por completo.

¿Hemos llegado a ese mismo punto en lo que respecta a los asesinatos de mujeres por parte de sus parejas? Es decir, ¿tenemos en España un número tan bajo de víctimas de violencia de género que toda medida pretendidamente correctora va a tener rendimientos decrecientes? Dejo la posible respuesta para un próximo post.