Filmó más de quince películas, pero dos quedarán siempre en nuestro recuerdo: "El último tango en París" y "Novecento".
Tuvo una ideología marxista que influyó en toda su obra. Sus comienzos fueron como ayudante de otro gran controvertido director, Pier Paolo Pasolini.
Iluminaba sus películas con un sentido visionario y con imágenes muy elaboradas, ayudado por el director de fotografía Vittorio Storaro.
"El último tango en París" (1972) supuso la expresión brutal de la sexualidad, provocando un gran escándalo en todo el mundo. En muchos países fue prohibida su exhibición, y en España se estrenó en el año 1978. "El último tango en París" es una película cruda que nos muestra la soledad, el desamor, el desencuentro, la desesperación y la incomunicación en toda su realismo. Bella y trágica a la vez, fotografiada por el maestro Storaro.
En el año 1976, después de la polémica vendría la nueva película "Novecento", un fresco de más de cinco horas de metraje que nos ofrece la ideología comunista del director en todo su esplendor. Subraya en este film los antagonismos de la lucha de clases: la obrera y los terratenientes. Cuenta con actores de la talla de Gérard Depardieu, Burt Lancaster, Donald Sutherland y Robert de Niro entre otros. Esta película fue la afirmación de la transversalidad de Bertolucci.
El reconocimiento de Hollywood le vendría con "El último emperador" (1987), nominada a varios Oscars, y ganó el de mejor película.
Maestro, genio, excesivo, controvertido y autodidacta, Bertolucci fue siempre polémico y anduvo siempre a contracorriente. "No existe el amor, solo existen pruebas de amor", decía emulando a Jean Cocteau.