Pérez Reverte tenía razón

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La tiene, cuanto más leo a este hombre más de acuerdo estoy… No solo en las aventuras de Falcó, las verdaderas aventuras están en la más absoluta de las rutinas, nuestro convencimiento de tener razón que se disfraza de idiota, con unas palabras mal escritas, un vocabulario populista y que “esta de moda”, estamos dirigiendo nuestro comportamiento a un feminismo falso, a alzar la voz por unos políticos que no tienen nada que ver con los de hace 30 años, no les llega ninguno a la suela del zapato, todo son juegos, ambiciones frustradas y ego malicioso…

Pérez Reverte tenía razón, la estupidez supina mezclada con el analfabetismo es una bomba ligada al coche, al arrancar todo estalla en mil pedazos... Como nosotros, sólo nos basta una frase, una creencia bien organizada sazonada de populismo y ahí está el resultado: zombies por dentro ovejas por fuera. Sacar algo de este extraño ser es difícil, al menos sacar algo medianamente racional.

¿Qué más tiene que pasar para que el mundo se convierta en algo fantasmagórico? Nada, ya lo es, la sociedad nos hemos convertido en auténticos borregos que nada opina, más que lo que en fondo quieren que opines, que nada piensa, más que lo que algunos quieres que pienses, que mucho odian, lo que algunos quieren que odies… Falta pensamiento, falta espíritu y sobretodo, faltan muchas ganas de aprender. El toque ideal sería la sazón de humildad, pero carecemos de ella, carecemos de aquel pensamiento que quería ser enriquecido, esa mente que quería traspasar estereotipos, que quería ser enseñará por los más grandes y así aprender a tener un pensamiento racional y justo con lo que en el fondo sientes.

Pérez Reverte tiene razón, en uno de sus últimos artículos “ Idiotas sociales” nos lo cuenta perfectamente, con su habitual pluma afilada de palabras claras y lectura trepidante, aunque lo triste, es que no es un libro de ficción, es la realidad. En mi opinión, pienso igual que el, no tenemos sentido ninguno, queremos reivindicar algo que ni siquiera lo queremos para uno mismo, queremos provocar pero que no nos provoquen, queremos seducir pero que no nos miren, será machismo, será que nuestra mente está anulada, yo que sé… el caso es que pedimos cosas que no conocemos en el fondo y cuando vuelve el Boomerang hacia nuestra cabeza lo esquivamos en vez de defender lo que un día dijimos porque había que decirlo.

Pérez Reverte está en lo cierto, somos idiotas sociales.