Se busca... la sensatez

Se busca... la sensatez

Las políticas populistas acaban dividiendo la sociedad: la perteneciente al “Régimen modernista, Puerta del Sol” y la otra conocida como “nuevos comedores sociales para la clase media y obrera”.

A veces el mecanismo para “okupar” la Presidencia de un Estado es poner en marcha la maquinaria del “populismo”: Uno figura, otros ascienden, muchos hacen de “cla” y la mayoría silenciosa va pidiendo un hueco en los “comedores sociales”.

El “figurante”, ni muchos menos hombre de Estado, lee los discursos que le han preparado, reforma las normas en base a las instrucciones de los “okupantes”, es decir de los que le han colocado la silla presidencial y para más vergüenza decide siguiendo los principios de los que se sienten extranjeros en su patria.

La nueva moral del populismo trata de imponer sus ideologías minando poco a poco los principios, las costumbres y las voluntades de la famosa mayoría silenciosa, que tiene miedo a perder el pan, aunque sea duro.

La Figura representativa del Estado pasa a ser “el muñeco de las marionetas”, manipulado por diversas manos “precisas”, conocedoras de la finalidad última: “la alucinación populista”.

En silencio, sin hacer ruido, la sociedad, que ve el amanecer todavía negro y el atardecer oscuro, busca la sensatez de aquellos hombres de centro, de izquierdas, de derechas (eufemismos trasnochados) equilibrados, prudentes, españoles. Hombres que no se convirtieron en estatuas de sal porque, caminando, miraban y luchaban por un país prometedor y sin rencores.

Pedro, Pablo, futuribles interesados, ¿les duele la libertad ajena?, ¿les duele la religiosidad popular?, ¿les duele la pluma de Cervantes?, ¿les duele aquello de una, grande y libre? ¿Qué les duele?