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Bombas inteligentes

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Ustedes pensaran de mí que para no ser belicista me ha dado fuerte con esto de los  artefactos bélicos. Hace unas pocas semanas fue con aquel misil del que nunca más se supo. Pues hoy la cosa va de bombas. Ya sabemos que las noticias pierden su actualidad tan rápido como los higos pierden su mejor versión, pero no por ello vamos a privarnos de la realidad.   

Borrell defiende la venta de bombas a Arabia Saudí porque "dan en el blanco que se quiere con una precisión extraordinaria". El ministro es de los que siguen con aquello de donde pongo el ojo pongo la bala. Comprendo que no debe ser fácil tirar una bomba desde una altura de 2.000 metros y pretender dar en la diana. ¿Quién de nosotros no ha participado alguna vez en el tiro al blanco en una de esas casetas de feria? Por cierto, en aquellos tiempos nadie se molestaba por el sentido figurado que tenía lo de “darle al blanco”. A ver si de una vez  por todas blancos y negros dejan de ser objeto de diana. 

Y sigo con el tema. El ministro de Exteriores ha dicho que las 400 bombas vendidas a la dictadura árabe "no producen efectos colaterales".  O sea, que si matan lo hacen de manera muy educada. Para mí que estas bombas inteligentes saben respetar hasta los pasos de peatones, que, dicho sea, es preferible este apelativo que no el de pasos de cebra que me parece de lo más peyorativo para todo peatón que se precie. Cuando un ministro de Asuntos Exteriores da a entender que las bombas son de confianza, ¿podemos estar tranquilos? Esa es la cuestión. 

Hay que añadir que el Ejecutivo insiste en que las bombas vendidas a Arabia Saudí no matarán a yemeníes. “Se trata de láser de alta precisión y, por lo tanto, si son de alta precisión no se van a equivocar matando yemeníes”. Insisto mucho en reproducir la versión oficial más que nada para garantizar la total seguridad de mis lectores. En primer lugar, me molestaría mucho que alguno de ustedes, salvo que sea yemení acreditado, viajaran al Yemen a cuerpo gentil a sabiendas de que allí las bombas son inteligentes. Tengan mucho cuidado, y nada de hablar con desconocidos porque este tipo de bombas son amigas de sus amigos y saben muy bien lo que se hacen. 

En segundo lugar, ¿cómo diablos las bombas fabricadas en España y vendidas a Arabia Saudí, saben diferenciar a un yemení de un zamorano? Pongo por ejemplo y con todo respeto a la maravillosa gente de Zamora. O sea, lo que en verdad me preocupa de toda esta historia, e insisto de nuevo en ello, es que cualquiera de nosotros, aprovechando uno de esos días de asuntos propios, nos diera por ir de compras  a Saná, que como sabrán es la capital de Yemen.  

Hay antecedentes muy preocupantes, ya que según Amnistía Internacional, con las mismas bombas que España ha vendido "se han cometido atrocidades en Yemen. Con ellas, Arabia Saudí ataca hospitales, colegios, mercados, bodas, funerales, vehículos civiles...", actuaciones que luego tildan de errores técnicos. ¿En qué quedamos? ¿Acaso no son bombas inteligentes? Está claro que por allí tiran bombas como hacíamos nosotros con los balones inteligentes de Nivea, que salíamos todos corriendo. Pues eso.

No a mucho tiempo atrás, y en este mismo lugar llamado España, las personas gozábamos de una salud que parecía inquebrantable en cuanto a guerras refieren nuestras múltiples muestras de rechazo. ¿Recuerdan el 'no' a la guerra? Sabido es que el tiempo lima asperezas, hace desaparecer las concordias sentimentales, las pancartas se descuelgan de los balcones y al final son muertos que interesan a casi nadie. Tan lejos queda todo aquello de Irak como próximo nos afecta este mercadeo de intereses que ahora se guardan quienes fabrican, venden y celebran un tipo de bombas capaces de matar a civiles, entre ellos muchos inocentes menores de edad.

La señora Carmena, alcaldesa de Madrid, a la que no importa tanto las ideologías como sí la gente –dicho por ella- y ahora que ha descolgado la pancarta de los refugiados, debería colocar otra en contra de la guerra. Por ejemplo: “No to war” o quizás “No a la venta de armas”. Cualquiera de las dos puede crear tendencia. Sería un detalle.