Flat Tax

Hace tiempo que empecé a dar vueltas a la cabeza sobre el porqué que justificara la sangría fiscal a la que se nos somete al ciudadano. En realidad muchísimo mayor que una sangría habitual en la que extraemos menos del 10% de la sangre del paciente. 

Sangría proporcionalmente mayor según la remuneración, basándose en teorías que arrumban el mundo desde que la sociedad eran compartimentos estancos de pobres de solemnidad, funcionarios pobres, artesanos pobres, profesionales supervivientes, burgueses adinerados y ricos de herencia, y que gestaron y parieron tras una revolución social de 200 años de guerras, industrialización y democratización esta sociedad que hoy vivimos de pobres subvencionados, una gran clase media trabajadora y ricos que trabajan o pasean según amanezca el día o el año televisivo.

Y con aquellos mimbres socialistas se conformó una urdimbre de necesidades sociales sufragadas con los impuestos de todos los que empiezan a no sufrir la pobreza. Y sobre esa urdimbre, la socialdemocracia trabajó un telar de servicios públicos que su izquierda querrá de uso obligado y su derecha según como vaya saliendo el tapiz. 

Y llegamos al momento actual y nos encontramos que esa gran clase media trabajadora que ha logrado un bienestar económico sin precedentes y que según su nivel de esfuerzo en estudios y trabajo, de sus responsabilidades laborales, de su creatividad y organización, ve penalizado todo ello de tal forma que, cuanto más recompensado se vea su esfuerzo, más participación deberá tener en el patrocinio de actividades sociales de las que con frecuencia será excluido. Simplificando: ganas 100 pagas 40, ganas 20 pagas 3. Como sólo ganas 20 tienes derecho a servicios que vales 30. Como ganas 100 no tienes derecho a esos servicios. Conclusión: cuanto más ganas con tu esfuerzo, trabajo y organización vivirás en un puzzle económico mayor.

No encontraba justificación a este deseo de anular el premio a los trabajos más relevantes en virtud de masajear a los ciudadanos que menos aportan a la sociedad. Me parecía que el esfuerzo porcentualmente igual ya suponía suficiente diferencia en la aportación absoluta. Yo gano 100 aporto 15, otro gana 20 aporta 3. Y, gracias a Twitter, encontré que la rueda ya la habían inventado. Se llama Flat Tax (tasa plana) y en Italia se está abriendo el melón de su implantación con un IRPF del 15% para la mayoría de las rentas del trabajo y un 20% para las más altas.

No pidan subidas salariales, pidan menos recaudación para subvencionar corrupciones y mala gestión. Recuerden Flat Tax, miren sus nóminas y echen cuentas.  La recaudación actual, no digamos la que nos camufla Mister España, es como si a un paciente que necesita sangrías por exceso de hierro o de glóbulos rojos, le extraigo tanta que al final necesito transfundirle.