Aparentar porque soy presidente

Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. EFE

Lo primero que debe comprender cualquier persona que llega a conquistar la

presidencia de un país es las características del mismo. ¿País desarrollado, industrializado? ¿Porcentaje de paro? ¿Volumen de rentas no

contributivas? ¿Importe sostenibilidad de inmigración? ¿Carencias de la Sanidad

Nacional? ¿Situación de la Educación Nacional? ¿Obligaciones internacionales?

Sería muy importante preguntar: ¿Déficit Presupuestario? ¿Coste intereses Deuda

Nacional?

Para terminar debería conocer la filosofía de la economía tradicional y popular. “Donde entra no se puede sacar”. “El gasto sin Patrimonio es ruinoso”. “El que mucho abarca poco aprieta". 

Y si quiere salir adelante debería asumir el dicho: “en las dificultades, el rico supo ser

pobre y conoció después la prosperidad. Sin embargo, el pobre vivió como rico y al

final siguió siendo pobre”.

Apretarse el cinturón es bueno para que no se caigan los pantalones y se vean las

vergüenzas. Hoy, señor Presidente, poco hay de lo comentado. Siga usted con la 'Justicia Universal', con la 'asistencia VIP para todos', con la complacencia general con los “Reinos Taifas”, con los puestos de libre designación por apellidos. Siga usted prometiendo lo que no tiene. Siga, siga y no olvide que como el anticlericalismo es ideológico en ustedes. No pensará que venga Jesucristo a “multiplicar el pan y los peces”. Señor presidente, las apariencias no engañan y el hábito no hace al monje, aunque sea usted presidente.