Cientos, miles de personas se agolpan en los campos previos a las fronteras artificiales creadas para mantener el status quo de un primer mundo que cada vez lo es menos. Las mafias que se aprovechan de este éxodo usan la información de debilidad en el control de los países para enriquecerse. Luchar contra estas organizaciones criminales es lo único que puede hacer más coherente un drama que, con la superpoblación humana del planeta, va a ir a peor.
Ante la promesa del reino de los cielos europeos los desplazados usan cualquier medio para burlar a quienes custodian las vallas, incluso la violencia. Llegar a ese punto de unión de África con Europa y entrar en el primer mundo es su irreal victoria, y al llegar aquí: la nada.
Nadie es capaz de atajar este drama que se desata por mar y tierra. De hecho, el resto de Europa sigue viendo muy lejano este desastre, pues a pesar de ver violentadas constantemente las fronteras exteriores de la Unión, afecta “sólo” a los vecinos del sur.
Italia se aparta de la senda de la solidaridad y se cierra en un movimiento populista ultra proteccionista que empuja automáticamente a tomar otro camino a quienes pretenden acceder a Europa. El Gobierno circunstancial de España reacciona con determinados gestos e imágenes alabadas en su día por los medios, pero que la convierten automáticamente en el puerto preferido de entrada de quienes acceden ilegalmente a la Unión.
Sánchez, empujado por la evidente debilidad de su gobierno y su ya demostrada torpeza, toma decisiones que le quedan demasiado grandes. Mientras prepara con honores la recepción de un barco repudiado por Italia, miles de personas asaltan violentamente las fronteras de la Unión y entran ilegalmente a diario en España sin que Pedro siquiera se pronuncie.
Cada vez más servidores públicos, (policías y guardias civiles), son heridos por asaltos y los centros de acogida están desbordados. ¿Y Sánchez?, de concierto, o de visita guiada a nueva casa, lo que sea, pero sin articular ni una sola palabra. El Presidente, escondido bajo sus gafas de aviador y atrincherado en la Moncloa, toma decisiones demagógicas cortoplacistas que provocan cada vez más daños e inseguridad. En vez de exigir a la Unión soluciones a un problema que es de todos, decide quitar las concertinas y desaparecer para ver si “pasa la marea”.
España se va a cansar de “pan y circo”, máxime cuando recibe a diario información puntual de la cantidad de incoherencias que ejecuta su Presidente, legítimo sí, pero ya deslegitimado en su día por las urnas y cada día más por sus actos. A pesar de cosechar el peor resultado electoral de la historia socialista las urnas dieron a Pedro Sánchez más de lo que merecía, sin duda, pues en pocos días de Gobierno mancomunado, ha conseguido poner de acuerdo a prácticamente todo el país en la imprescindible necesidad de votar cuanto antes y sacarles a patadas de la Moncloa.