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Necesitamos series realistas y auténticas

13 razones

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En un panorama televisivo tan interesante para la 'teen fiction', con fenómenos recientes como "Por 13 razones" o "Skam", nos introducimos en uno de los grandes estereotipos del género. ¿Por qué siempre son adultos quienes dan vida a los adolescentes? ¿Qué implica eso en la representación que los jóvenes ven de sí mismos?

Trabajar en una obra durante el verano esculpe tu cuerpo como si llevaras años machacándote en el gimnasio, pero sólo si vives en Riverdale. Uno de los momentos más divertidos de la serie  del momento fue cuando descubrimos que el ídolo 'teenager' Archie, de 15 años, se ha puesto cuadrado de la primavera al otoño. Un repaso más curioso a los pormenores de la ficción nos da la verdadera respuesta: es KJ Apa, un actor de 20 años  que ya llevaba un tiempo conquistando corazones juveniles en la pantalla de su Nueva Zelanda natal. ¿Qué pensarán los espectadores de Riverdale que tienen esa edad? Las reacciones probablemente se dividirán entre echarse unas risas y averiguar qué pueden hacer ellos para lucir ese cuerpazo en los vestuarios del instituto.

El caso de "Riverdale" no es el más frustrante, y además hablamos de una serie muy consciente del género al que pertenece. De hecho, se inspira en los míticos cómics Archie, cuya imagen de la adolescencia estadounidense prototípica ha llegado a ser bastante crítica e irónica. Aun así, la diferencia de edad entre los actores y los personajes a los que dan vida es un cliché de la 'teen fiction'.

KJ Apa tiene 20 años, pero es que Matt Lanter rondaba los 30 cuando se metió en la piel de un adolescente en "Still Star-Crossed" y Fran Perea los 24 en la famosa "Los Serrano". Incluso viene de más atrás: John Travolta también tenía 24 años cuando lideró el reparto de "Grease" y Sissy Spacek 27 cuando protagonizó "Carrie". En la época de "El diario de Noa" y "Chicas malas", Rachel McAdams contaba 25 e interpretó a jóvenes de solo 17.

La razón es más sencillo de lo que parece: si las audiciones para una peli o serie ya tienen que pasar ciertos filtros físicos, de interpretación y de telegenia (salir bien en cámara), a las series adolescentes se añaden cuestiones legales: es más fácil contratar  a un adulto que a un menor de edad

Pero de todo esto son los referentes de belleza que se imponen a un público tan joven. Es cierto que el talento y el carisma a la hora de dar vida a un personaje es clave, pero también es absurdo negar que existe un canon muy estricto. Y esto inquieta porque la adolescencia no es solo una época de cambios físicos y hormonales, en la que una simple espinilla pueden arruinar el fin de semana, sino además emocionales, de personalidad y autoestima. Hablamos de un momento vital en el que sentirse en armonía es muy importante y salirse de la norma que rige la cultura popular puede ser motivo de  exclusión. O eres igual o no eres nadie.

Además, la diferencia entre los referentes televisivos y los reales puede resultar tan inverosímil como para perder el componente de autenticidad, y alejar a la audiencia del relato.

Si nos fijamos en fenómenos adolescentes de las últimas temporadas, como "Por 13 razones" o la noruega "Skam" el público joven busca precisamente lo que no encuentra en la televisión tradicional: realismo y complicidad.

El ejemplo de "Skam" es bonito y especial: está tan vinculada a las preocupaciones de sus fieles que ha sido un 'boom' en Europa del Norte, y en ello ha tenido mucho que ver que la edad de su reparto se acerca mucho más a la de sus personajes. Por todo ello, necesitamos series realistas y diversas que muestren a los jóvenes que la adolescencia es algo más que popularidad y abdominales.

Necesitamos series realistas y auténticas dónde haya actores altos, bajos, delgados, rellenitos, fibrados, sanos, pecosos, con la piel blanca, pelirrojos...Necesitamos más series como "Orange Is The New Black" donde hay todo tipo de personas y más campañas publicitarias como las de Benetton.