La soledad

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Una vida de éxitos, o no, de satisfacción personal, de ambición y guerra, de impulsos y viajes, de recorrer la vida hasta el final de los días. ¿Cuántas personas veis alrededor peleando por llegar a ese final con su pareja? La soledad es la nueva moda, el nuevo presagio de la realidad, acabar el camino sin una mano que sujetar o sin unos ojos que añorar. La cobardía es la esencia, dejar las relaciones sin una pasión, sin una coherencia, puede que sea lo que nos espera, corazones rotos o enteros inmaculados, centrarnos en un aspecto de nuestra vida hasta abrir los ojos y darnos cuenta que no hay nadie al lado. 



¿Donde está tu arrebato?. Quiero que flotes. Quiero verte cantar con furia y bailar como posesa. Verte feliz hasta el delirio o dispuesta a serlo. Ya sé que suena un poco cursi. Pero el amor es pasión, obsesión, no poder vivir sin alguien. Mira, pierde la cabeza, encuentra a alguien a quien amar como loca y que te ame de igual manera. ¿Cómo encontrarlo? Olvida el intelecto y escucha tu corazón. Porque lo cierto, es que vivir sin eso no tiene sentido alguno. Llegar a viejo sin haberse enamorado de verdad, en fin, es como no haber vivido. Tienes que intentarlo porque si no lo intentas no habrás vivido.



El amor es confianza, responsabilidad, sopesar tus opciones y sentimientos, vivir el resto de tu vida en consonancia con ellos y sobre todo, no hacer daño a la persona amada. ¿Es eso el amor?, multiplícalo por infinito, llévalo hasta el fin de la eternidad y apenas tendrás un atisbo de lo que hablo.



¿Qué temer?, ¿Dónde está la respuesta? La mejor y sopesada respuesta, eso no es amar, se trata de algo incondicional, sin que nada ni nadie maneje tu corazón, sin una barrera, el amor es locura, es pasión e impulso. Hoy en día no apostamos por amarnos, todo es muy complicado, cualquier situación se hace cuesta arriba porque no sabemos que es el verdadero amor, el auténtico, mirar a esa persona y hacer todo por ella, impulsos que nos muevan el alma, el intelecto ¿Qué es el intelecto? Pensar y pensar, poner condiciones a algo puro, pensar en amar o no, en seguir luchando o no, no es amor… 



Ahora cualquier complicación desemboca en separarnos, hace no mucho tiempo? Vuestros padres, vuestros abuelos, vuestros padres de abuelos… Luchaban por algo, fuera lo que fuera, si había amor se luchaba, no era una opción la rendición, o quizá, amar según lo que más cree que le conviene a una de las partes, y lo que está aún más de moda, con la coletilla “lo hago por ti”. Esa desfachatez y falso amor es lo que nos lleva a lo que vemos todos los días, personas solas jadeando sin parar por una “amistad” en cualquier red social, fantasear con conversación por whatsapp o puede que con que alguien este ahí sea quien sea para pasear y aprovechar a los instintos más básicos que tenemos sea suficiente. 

Sentada en un banco observo como dos personas mayores pasean cogidos de la mano, van hasta el final del paseo y vuelven, se sientan a comer un helado, están hablando, se están mirando, probablemente su historia no haya sido ni mucho menos fácil, y se quieren, se ve, se nota, no hay condición, no hay vejez, no hay distancia, sólo hay dos corazones que se aman y piensan pasar el resto de sus días cogidos de la mano.