De Frankestein a Sanchestein

De tanto pensar en la bruja de Blancanieves dejando la manzana, hemos olvidado que se disfrazó de horrible bruja para defender su puesto de la más Bella. Hemos imaginado tantas veces el grotesco aspecto de un gobierno perrofllaútico engullendo todos los espíritus que pululan por el caminar orgulloso de Pedro Sanchez que, viendo los seres aseados con currículos aceptable o sobradamente recomendables elegidos como ministros, nos sentimos como niños perdidos sin Peter Pan. Despiértense y al tajo. Llega la hora de la pedagogía liberal. La hora de creerse el propio discurso. No se trata de captar votantes, se trata de mostrar los ridiculos tornillos de Frankestein reflejados en el agua turbia del lago. 



A muchos el gobierno le parece moderado y guiñando un ojo a la derecha, a mí me parece un señuelo para dejarnos nuevamente esquilmados, con el agravante de no partir de un gran momento económico como en 2004, una sociedad disgregada, enfrentada, una recaída en un cuerpo exhausto tras muchos ciclos de quimioterapia, será muy difícil de recuperar. 



A veces pienso que la peor herencia del franquismo fue ser incapaz de aplastar esa idea de la moralidad superior de la izquierda, con su discurso solidario y buenista intocable por la defensa de los individuos que se quieren tan únicos y libres como solidarios con el común de los mortales, ese discurso que aguantó todos los cambios sociales propiciados por el propio franquismo. Esa idea, ese discurso tatuado sobre nuestras mentes sin discusión desde antes del inicio de la transición, debe llegar a su fin, ya sabemos demasiadas cosas de esa discapacidad espiritual de la izquierda que coloca las ideas como bonitos caballos dispuestos a machacar a cualquier individuo al que no le gusten los caballos. Lean mi primer artículo en esté blog: “la discapacidad espiritual de la izquierda” y contemplaran mi propia caída del caballo.



Hay que decir a cada español que, por muy pobre que sea, muy marginado, muy enfermo, sus derechos solo existen si esa moralidad los da permiso de existir, es una masa diluyendo a los individuos como una lava más potente que la de un volcán sin dejar tan siquiera, como en Guatemala o en Pompeya, los cuerpos petrificados pero identificables, sino solo un fluido parte de esa lava.



Después de décadas dando como solución al bienestar la comodidad del respaldo público de las necesidades, tenemos unos jóvenes que estudian como nunca para conseguir alguna oportunidad, y otros que valoran que para ese viaje no se necesitan alforjas y no hipoteco mi juventud por un puñado de lentejas, o de sushi si lo prefieren. Después de conseguir una sanidad universal y el reconocimiento científico de nuestra Sanidad Pública, tenemos una Sanidad tan lenta como la justicia, tan deshumanizada como la americana y con tantas grietas, no sólo físicas, que quien puede elegir como paciente escapa a la privada a la primera de cambio. El que los servicios públicos sean deficitarios en un sistema que te roba el 50% de tus ingresos para pagarlos, supone que cada vez son peores por más masificados y cada vez más difícil poder pagarlos de forma privada. Este gobierno reluciente nos anuncia más impuestos, más gastos, más trabas para crear empleo y detrás del brillo de la madrastra tendremos que volver a imaginar a la bruja con su manzana envenenada. Y tendremos que hacerlo rápidamente, antes de que detengan al príncipe por machista y abusador.