De primera impresión me resulta difícil no reírme de las manifestaciones infantiles de estos nacionalistas. Son tan ridículamente snobs que no les basta con llevar un discreto lacito amarillo hecho con una sencilla cinta satinada con su imperdible. Hay todo un catálogo de productos para fans del separatismo catalán, empezando por el bonito pin del lacito amarillo metálico esmaltado con su brillante reborde pulido, literal, no bromeo y no sale gratis claro, eso no sería Catalán. Como en todo, hay categorías, el de metacrilato es más económico. Desde luego el esnobismo catalán nunca nos sale barato al resto de españoles.
Confieso que me suelo avergonzar de mi primera reacción. Parte de este sentimiento es por vergüenza ajena, pero una gran parte de mi turbación es porque la cosa realmente no tiene gracia. Realmente no tiene gracia que personas adultas. se supone que con educación y cultura, habiendo nacido y crecido en una sociedad privilegiada, que no han vivido ni guerras ni dictaduras, sino que disfrutan de la libertad de una democracia, no tiene gracia que personas en estas condiciones repito, se comporten como niños malcriados jugando a revolucionarios de pacotilla.
En vez de gastar dinero, tiempo y demás recursos en problemas ficticios, deberíamos ocuparnos de verdaderos problemas, y eso también me da vergüenza. Porque un problema humanitario de verdad, y no lo de los cuatro exiliados de lujo que andan llorando por Europa, es el de los inmigrantes que llegan a nuestras fronteras, las de toda España.
No está de más replantearse si algo no está bien del todo, o si hay injusticias en nuestra sociedad porque se producen, claro que sí, pero me da vergüenza que se hable de estado opresor y se ponga en duda nuestra democracia cuando en países como Venezuela realmente la han perdido y con ello su libertad. En Venezuela no es que algún agente de seguridad del estado se haya excedido y lastimado lamentablemente a alguien, en Venezuela grupos paramilitares han salido a las calles y han matado a manifestantes.
“Venezuela, el gobierno del Presidente Nicolás Maduro detiene y encierra, en condiciones nefastas, a adolescentes que usan Facebook para invitar a sus amigos a participar en manifestaciones contra el gobierno.”
“El fiscal aplicó la “Ley contra el odio”, adoptada en noviembre por la Asamblea Nacional Constituyente, un órgano creado por Maduro para usurpar los poderes de la legislatura electa. La ley tipifica toda acción que “fomente, promueva o incite” actividades que se definen de manera muy imprecisa como de “odio”. Los adolescentes podrían recibir penas de hasta 20 años de prisión.”
Por suerte yo no he vivido una guerra, no he sufrido una dictadura, he disfrutado de una democracia, posiblemente imperfecta. Sin embargo, tengo dos dedos de frente como para saber que, vosotros los del pin del lacito amarillo metálico esmaltado, los que tampoco habéis vivido una guerra ni sufrido una dictadura, vosotros no tenéis ni idea de lo que es perder la libertad, no tenéis ni idea de lo que es un estado opresor.