El terrorismo en un año

La segunda semana del mes de marzo culmina la subida de la montaña rusa del terrorismo, al menos del recuerdo a algunas víctimas. Es tiempo de reflexión y es momento para analizar qué ha ocurrido en los últimos tiempos en nuestro amado país, llamado España.

La lucha contra el terrorismo se centra en los peligros latentes. Ocurrió un atentado terrorista en Las Ramblas, Barcelona. Al principio, especialmente los políticos de la Comunidad Autónoma de Cataluña, alabaron su efectividad. Inmediatamente después, según iban saliendo a la luz detalles de las inacciones del cuerpo de los Mossos de Escuadra, volvían a surgir inmensos agujeros negros, catorce años ya, catorce, recuerdo el día 11 de marzo de 2004.

Se producen detenciones de elementos infiltrados en nuestra sociedad, habitualmente emigrantes de origen árabe. Somos un país de recepción de múltiples personas con diferentes nacionalidades, religiones, cultura y, evidentemente, visión de una cultura pacífica. Resulta contradictorio vivir en un país donde no te gusta su organización, estructura, historia, futuro y recibir una subvención para poder residir aquí; si bien, esto mismo nos ocurre con algunas formaciones políticas y sociales desperdigadas por las 52 provincias, 2 ciudades y 17 comunidades autónomas. Ellos realizan labores de captación, adoctrinamiento y financiación de terroristas, habitualmente allende nuestras fronteras.

Nuestra sociedad ha integrado a una formación política con especial significación, cuyos dirigentes, candidatos y simpatizantes hasta hace poco tiempo formaban parte de E.T.A., grupo terrorista asentado en las provincias vascongadas y con radio de acción por el resto del país. Significar que sus elementos se ocultan y ocultaban por diversos países europeos, como Francia, Bélgica, Reino Unido y Alemania, entre otros. Antes, nos mataban; ahora, nos humillan. Nuestro dinero, parte de los impuestos, son destinados a financiar sus actividades, ahora pacíficas, humillantes, descorazonadoras y en contra del sentido común.

Algunos “artistas” -titularse “ratas” llevaría a confusión- pretenden conseguir miles de euros de forma rastrera. Sus obras ensalzan elementos terroristas y delincuentes en prisión, así como los actos cometidos por ellos. Su bastarda imaginación, nula idea de belleza y muy discutible el término “arte” a través de su obra, fundamentan su producción en vejar a las Víctimas del Terrorismo, entre otras. Años ha, ya tuvimos la ración de sufrimiento para el resto de la vida; otros fallecieron y dejaron esa herencia a los familiares supervivientes.

Las Víctimas del Terrorismo, aquellos que no nos reunimos con partidos ni partidas, ni disfrutamos de la dudosa compañía del PNV, Geroa Bai, Bildu o Podemos, ni damos testimonio bajo el amparo de los gobiernos de dichas ideologías, seguimos sufriendo los insultos, ahora transfigurados en obras de ¿arte? Hay que ser todo un “artista” para vender las fotografías desfiguradas de presos por condenas de terrorismo, maltrato o lesiones a otras personas; es dudoso cómo mirarse a un espejo cuando vendes por un “pastizal” una cara desfigurada de un tipo en prisión preventiva, a esperas de celebrar juicio, que está interno para evitar que vuelva a cometer delitos, ocultar pruebas o evadirse de la acción de la Justicia.

Los tiempos han cambiado tanto que, la retirada de esa mamarrachada de la feria ARCO fue interpretada en contra por todos los partidos políticos del arco parlamentario; la única diferencia entre ellos fue la efusividad en su oposición. El asco que nos produjo a algunas Víctimas del Terrorismo fue inversamente proporcional a ellos. Unos, siempre sabíamos donde estaban; otros, nos hemos dado cuenta dónde se han ido y con quien. ¿Y los nuestros?

Nosotros, algunos de nosotros, siempre estamos en la misma acera: no cambiamos de chaqueta ni traje aunque otros parezcan llevar el traje de su primera comunión. La tristeza nos embarga cuando hablan de “dar nombre a los asesinos”. ¿Han olvidado a los más de 300 asesinatos que hay sin resolver? Vuelven la cara a los homenajes de asesinos en las calles del País Vasco. ¿Cómo pueden ser ustedes tan miserables? Se les llena la bocaza delante de las cámaras. A los cinco segundos, cuando los micrófonos se han apagado, como buen Comando Gañote, con un vino o una cerveza, cambian de tema, hablan del tiempo, deportes, cocina o de las cuestiones más insulsas mientras se hace la hora de abandonar nuestra presencia.

Hace un tiempo pensaba “en breve seremos nosotros obligados a pasar a la clandestinidad”. ¿Es tan difícil pedir Memoria -para no olvidar a los asesinados-, Dignidad -para evitar las celebraciones de los asesinos en libertad-, Verdad -porque no sabemos resolver más de 300 asesinados-, Justicia -porque las víctimas nunca nos tomamos venganza sobre ellos, los terroristas-?

Que Dios y la Virgen del Pilar nos ayuden en estos tiempos tan difíciles... porque los humanos... uff.