Reasignación de género: cuidado con las prisas

Representantes del colectivo trans junto a políticos de Podemos a las puertas del Congreso de los Diputados Fernando Ruso

Próximamente se debatirá en el pleno del Congreso la proposición de ley de Igualdad LGTBI presentada por Unidos Podemos. Ha recibido 287 enmiendas parciales de todos los grupos parlamentarios, incluido el de Podemos, después de que la Cámara Baja tumbara el texto alternativo que había presentado el PP.

El PSOE es el grupo parlamentario que ha registrado un mayor número de propuestas, con alrededor de un centenar de enmiendas; seguido del PP y el grupo mixto, con más de cincuenta cada uno; el PNV, con casi cuarenta; Ciudadanos, 19; Unidos Podemos, 13, y ERC, dos.

Un servicio de Aceprensa aborda la experiencia de la reasignación de sexo en el Reino Unido.

Bernadette Wren trabaja como psicóloga en la Gender Identity Development Service (GIDS), la única clínica del Reino Unido especializada en tratar la disforia de género en menores. Allí llegan muchos jóvenes que quieren iniciar el tratamiento para cambiar de sexo. Muchas veces, vienen derivados por sus médicos de cabecera o los colegios donde estudian. El problema, como explica Wren en declaraciones a The Sunday Times es que tanto unos como otros están siendo “demasiado rápidos” al iniciar estos procedimientos.

En concreto, los centros educativos con frecuencia cambian el nombre y el sexo del estudiante en los registros “en cuestión de minutos” después de que se haya solicitado, con consecuencias prácticas en el uso de los baños o la presencia en equipos deportivos. “Las escuelas deberían esperar a hablar con los padres antes de tomar ninguna determinación”, señala Wren.

Una consecuencia de estas prisas es que a la clínica llegan niños y niñas muy jóvenes, incluso preadolescentes, dispuestos a comenzar tratamientos agresivos (bloqueadores de la pubertad, hormonas), que tendrán consecuencias importantes en sus vidas, como la infertilidad en el caso de los varones. “Puedes aceptar su punto de vista sobre la identidad que perciben en sí mismos, pero también tienes que informar –sin ser transfóbico– de que se enfrentan a procedimientos y decisiones complejas”. “Quizás las elecciones que hacen a los 16 se vean de forma diferente a los 30”, apunta Wren.

El año pasado, colegios, médicos y “grupos de apoyo” remitieron al GIDS más de 2.000 casos, 20 veces más que en 2009. En diciembre, varios grupos de padres pidieron al Departamento Nacional de Salud que eliminara unas preguntas sobre la percepción de la propia identidad sexual de un formulario dirigido a alumnos de primaria. La sección del Departamento en Lancashire, donde efectivamente se han eliminado, reconoció que “se trata de cuestiones delicadas que requieren de un acercamiento cauteloso, especialmente cuando se trata de chicos tan jóvenes”. Cuidado con las prisas.