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Rodrigo Rato, minuto uno

Rato dice que el Gobierno le quería en la cárcel

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Sin prejuzgar el resultado de las investigaciones judiciales que se está llevando a cabo sobre Rodrigo Rato, no resulta muy aventurado anticipar que su carrera política llega a su fin. Pero ¿cómo la inició? Fue en la provincia de Ciudad Real, por lo que nos parece oportuno recordar contar sus comienzos políticos de los que fui testigo directo.

En las elecciones de junio de 1.977, AP obtuvo 31.310 votos al Congreso con Fernando de Juan, ex presidente de la Diputación, de número uno y ningún parlamentario.

La inevitable renovación se produjo en el congreso provincial celebrado en octubre del mismo año y se constituyó la nueva Junta directiva.

El 29 de diciembre de 1.978, el presidente Adolfo Suárez disolvía las Cortes y convocaba elecciones generales para marzo. Pronto se empezó a especular sobre los posibles candidatos. Entre los miembros de la Junta directiva cundió el rumor de que alguien de fuera de la provincia podría ser el número uno para el Congreso.

Ante la insistencia del “runrún”, varios directivos fuimos a la sede en la madrileña calle Silva y pedimos a Fraga nos dijese en qué medida él apoyaba el aterrizaje de un “paracaidista” en Ciudad Real. Dejando aparentemente en libertad a la provincia de aceptar o no la nominación de Rodrigo Rato, destacó la importancia de contar con el apoyo de las entonces 32 emisoras de la Cadena Rato en la campaña electoral.

La Junta directiva quedó dividida ante la nominación de Rato; la mayoría la aprobaba, mientras unos pocos defendíamos que el número uno al Congreso fuese de la provincia. El debate ha sido recogido por el profesor de la UCLM José Antonio Castellanos, en su libro Transición democrática y cambio político en Ciudad Real, 1967-1982: “…. Esta circunstancia remitía a tiempos pasados en que destacados cuneros campaban a sus anchas por las circunscripciones manchegas. Rato se vio obligado, incluso, a rechazar la acusación de haber 'comprado' la candidatura”. Manifestó su compromiso con la provincia “en la que creo con toda el alma”, dijo, añadiendo tener aquí “intereses en radio y en vino a través de una bodega catalana”.

Se afirmaba que Rato abonaría la deuda de la campaña de 1977 y aportaría recursos para la de 1979, en total un millón de pesetas.

La minoría señalada seguíamos rechazando el “aterrizaje”. Un grupo de siete personas, entre ellas, Valeriano Abarca y Andrés Cañadas, reunimos 3,5 millones de pesetas en talones conformados que presentamos en la Junta directiva en la que se iba a estudiar la oferta de Rato. Inútil esfuerzo. Nuestra propuesta fue rechazada: la siembra de intereses fructificó. Pero Rato obtuvo 11.659 votos, menos de la mitad de los 31.110 votos logrados por Fernando de Juan.

Este tributo de las provincias próximas a Madrid quedó suprimido cuando Maria Dolores de Cospedal, al frente del PP de Castilla-La Mancha, acabó con los cuneros: todos los candidatos tienen desde entonces “denominación de origen” castellano-manchego.