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La moderna inquisición

Las azafatas en el Torneo de Conde Godó.

Las azafatas en el Torneo de Conde Godó.

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Virginia (nombre ficticio) tiene 20 años y estudia Publicidad y Relaciones Públicas en la universidad, es de una familia con pocos recursos, por lo que para poder seguir estudiando, ha compaginado durante los dos últimos años sus estudios con el trabajo de azafata para diferentes eventos, incluyendo la Vuelta Ciclista, el Open de Tenis y la Fórmula 1.

A Virginia le encanta su profesión, porque le permite viajar y conocer a mucha gente, además le proporciona un dinero que para ella es imprescindible para cumplir su sueño de graduarse en la universidad.

Virginia libremente elige ir a buscar trabajo a la agencia de azafatas, libremente se arregla para lucir su tipazo veinteañero en los eventos deportivos y libremente desarrolla su importante labor allí donde la contratan.

Virginia desarrolla una actividad legal, cumple todos los requisitos laborales, cotiza a la seguridad social, paga sus impuestos y además ayuda a generar empleo para otras personas, cuyo sustento también depende de la organización de estos eventos.

Pero el futuro de Virginia es incierto, y realmente no sabe si el año que viene podrá continuar sus estudios. En la Vuelta Ciclista ya le han dicho que está mal visto que le dé un beso en la mejilla al final de la etapa a un corredor, al que le saca la cabeza incluso subido al podium, y que casi no se tiene en pie después de subirse siete puertos. En los torneos de tenis hay mentes calenturientas a las que no les gusta lo bien que le queda la minifalda, y en la Fórmula 1 le acaban de comunicar que ya no la contratarán más, porque dicen que la belleza de la mujer es ofensiva y ahora corren otros tiempos.

Y es verdad que corren otros tiempos, y son tiempos oscuros en los que la libertad está amenazada, en los que las personas que libremente quieren ejercer una profesión totalmente legal y plenamente digna, se ven perseguidas por la moderna inquisición.

Es falso que al ser azafata de un evento se atente contra la dignidad de las mujeres. Entre los muchos atributos de una mujer está su belleza y es bueno que las mujeres exhiban su belleza ¿Qué mal hay en ello? Ante todo debería primar la libertad de la mujer que quiere ser azafata y la del espectador del evento, que es al final el que paga la fiesta. La que no quiera ser azafata no está obligada a ponerse la minifalda y el espectador al que no le guste, no está obligado a pagar la entrada.

Pero la moderna inquisición se caracteriza por su intolerancia y va ganado una batalla tras otra, ante la pasividad de una sociedad que no dice basta, por miedo a ser "políticamente incorrectos" y a ser quemados en las modernas hogueras de las redes sociales.

Curiosamente los que más se quejan de las minifaldas ajustadas de nuestras azafatas, no dicen nada de las vejaciones que padecen las mujeres en muchos países musulmanes, de la obligación de llevar la cara tapada, de la prohibición de salir a la calle solas, de no poder conducir, o de ser lapidadas si se sospecha que son adúlteras.

Precisamente nuestras azafatas representan la lucha de la mujer contra esas atrocidades. Cada vez que sale una espléndida mujer en Occidente con un escote de vértigo a entregar una copa en un evento deportivo, les está diciendo a todas la mujeres oprimidas del islam que no están solas, que en Occidente las mujeres pueden exhibir su belleza, que pueden trabajar en lo que quieran, que tienen los mismos derechos que los hombres, que se pueden vestir como les de la gana, en fin, que son libres.

¿Acabará la moderna inquisición poniéndole a Virginia un burka para que así no pueda exhibir su cuerpo serrano? Debemos luchar con todas nuestras fuerzas para evitarlo, para preservar nuestro modo de vida y para garantizar la libertad de las personas por encima de cualquier otra consideración.