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Hasta siempre amigo

Chiquito de la Calzada en Brácula, su segunda película.

Chiquito de la Calzada en Brácula, su segunda película.

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En éstos días en los que el monólogo de la política separatista acapara medios de comunicación y noticieros de medio mundo España está de luto.

Ha muerto Chiquito de la Calzada, genio y figura de una España necesitada de grandes carcajadas. Símbolo de una época, humorista del pueblo y persona cotidiana y eso son palabras mayores. Flor de un día decían algunos cultos que nos quisieron llevar por su senda de la corrección gramatical dictando docta sentencia sobre lo que está bien y lo que está mal.

Casi 30 años después no sólo no desapareció, sino que vive más que nunca en éste embrollo de mangantes y separatistas en los que se ha convertido la piel de toro. Añadió palabras al diccionario, creó expresiones, fundó una nueva manera de expresión no verbal que todavía hoy muchos practicamos.

En un país raro como se ha vuelto España, la risa y el humor debiera ser materia obligatoria en centros de enseñanza, materia seguramente más que aprovechable que otras de reciente implantación. Gregorio nos deja un legado con una penetración en la España popular nunca vista en la historia reciente, un legado cultural y humano que debemos cuidar y conservar como parte de nuestro acervo cultural.

Espejo en el que los cómicos de nuevo cuño debieran mirarse y aprender. Ejemplo de simpatía grandeza y profesionalidad nunca se metió en berenjenales políticos ni aprovechó la profesión para mandar puyas al gobierno. Chiquito estaba por encima de eso, quizá por ello su fama porque Chiquito sabía (y mucho) del mundo del espectáculo... lo siento pero no voy a recitar su biografía como están haciendo hoy en todos los diarios.

Chiquito era querido y admirado no solo por su faceta artística que ya es admirable, también era admirado por su ejemplaridad como persona. Tuve la oportunidad de conocerle en Málaga y curiosamente no fue él quién se acercó a mí y entabló conversación y quién escribe ésto no lo ha podido olvidar en la vida. Ocurrió hace 17 años y de primeras no me di cuenta de quién se trataba pero en pocos segundo pude reaccionar.

Tengo la suerte de haber conocido a artistas famosos, pero de lo que no cabe duda es que Chiquito estaba hecho de otra pasta. Irradiaba una aura especial de simpatía y respeto cosa bastante difícil en el mundo del espectáculo tan politizado y aficionado a faltar al respeto a los que no comulgan con sus ideas.

Se supo ganar el respeto de una sociedad por su bondad y saber estar, por su trabajo y por recordarnos siempre de dónde vino sin esconderse ni adornar la vida de ninguna manera. Ese orgullo de pertenecer al pueblo llano era la medalla más valiosa que puede tener un artista, ese recordar los orígenes y no esconderlos como se estila en éstos días es algo digno de mención. Sin embargo esa mención no le hubiese gustado por su gran celo en su vida privada.

El mayor homenaje que puedo hacer al más grande entre los grandes de la comedia española, del humor patrio es no hablar más hoy, no intentar hacer más de lo mismo ni decir más de lo necesario. Lo contrario sería afán de protagonismo.

Es que Gregorio era es y seguirá siendo mucho Chiquito.

Chiquito, hasta la vista.