Congreso de los Diputados

Ausencia de educación

La bancada de Podemos aplaudiendo a Irene Montero durante la pasada moción de censura.

La bancada de Podemos aplaudiendo a Irene Montero durante la pasada moción de censura.

Los recién llegados a trabajar a Madrid hemos de aprender a movernos por esta jungla de calles, túneles, trastos motorizados y animales de diversas especies. Los puntos principales serían: plaza de Castilla, Legazpi, Sol, Manuel Becerra y Príncipe Pío.

Los ejes más convencionales corresponden con las grandes calles: paseo de la Castellana, José Abascal, María de Molina, Velázquez, Bravo Murillo, Príncipe de Vergara, General Ricardos, paseo de Extremadura, avenida de América, avenida de Andalucía,… además de la M-30 y M-40, conectando los barrios del impresionante casco urbano.

La ciudad de Madrid tiene edificios singulares. Historia, leyenda y gloria de épocas pasadas componen la base de la capital del hermoso país llamado España. Diferentes épocas, algunas incluso con buen gusto arquitectónico, producen un sentimiento nostálgico de aquellos precedentes en el discurrir de nuestra patria.

Si hablamos de museos, tenemos la mejor pinacoteca del mundo: el Museo del Prado. Se acompaña con dos singulares colecciones: el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza. El Museo Arqueológico Nacional, es un espectáculo ver la evolución del hombre a lo largo de los siglos.

Además, algo más desconocidos están el Museo Sorolla, Lázaro Galdiano y Ferrocarril. Se incluye en los más exitosos el estadio Santiago Bernabéu, propiedad del Real Madrid Club de Fútbol, donde se recorren más de cien años de historia y triunfos.

Un edificio de estilo neoclásico, construido entre 1843 y 1850 e inaugurado por la Reina Isabel II es el palacio del Congreso de los Diputados. La construcción aparenta ser grandiosa y con espacio. Sin embargo, al realizar una visita guiada a las principales instalaciones, nos damos cuenta de los avances de los objetivos de las cámaras de vídeo y fotografía, dado que el lugar es muy recogido. Quizá la mayoría buscan curiosidades como los impactos de bala del día 23 de febrero de 1981; aunque también puede ser de gran atractivo el material y procedencia de los leones que jalonan la entrada. Opino, a diferencia de la mayoría, que, la gran singularidad son el conjunto de miembros de la Cámara Baja.

Ellos representan al conjunto de los ciudadanos de la nación y legislan nuestro amado país. Ese conjunto formado por 350 diputados son nuestra voz y voto, conforme a la Constitución de 1978, vigente en la actualidad. La relación entre ellos suele ser exquisita: se conceden el tratamiento de usted, señoría… un dechado de educación, al menos hasta los últimos años.

La entrada en el Parlamento de nuevas formaciones políticas ha significado la pérdida del respeto de éstos hacia el resto, especialmente hacia el gobierno. Los grupos se definen así por tener ideología y fines diferentes, aunque tenían principios comunes, al menos antes. Ahora, los componentes titulados por la primera persona del plural del verbo “poder” han dado un giro a la exhibición de la parte fundamental de la cultura personal: educación, buena educación.

Estos muchachos, cuyas filas están jalonadas de delincuentes condenados, incluso alguno hubo de entrar en prisión siendo candidato, tienen la mayoría formación universitaria. Esas gentes, cuyo nivel intelectual se ganó en centros de estudios superiores, alardean de odio a aquellos de ideas contrarias a las suyas. Incluso, decía su líder “el cielo no se toma por consenso, sino por asalto”.

Sus principios siempre nos retrotraen a hechos de 1936, pero únicamente desde el ala de la extrema izquierda, olvidando los atroces crímenes cometidos por aquellos partidos en la confrontación civil. Llaman a otros partidos fascistas, cuando son ellos y algunos próximos a ellos -quizá tratando de imitar sus símbolos para atraer o recuperar electorado- quienes entonan La Internacional, brazo levantado, puño cerrado… aunque las imágenes reflejan que son ambidextros: unos levantan el derecho, el izquierdo otros. Es la guerra en la izquierda actual, donde cada uno trata de convencer al electorado de ser autor del lavado “más en rojo”.

Una vez pasados sus primeros debates, quitadas las dobleces de las articulaciones, surgen auténticos mal hablados dentro y parejos a esas huestes. Apenas mal peinados, con chaquetas por decoro o impuestas para parecer que tal, toman el micro y lanzan insultos en el hemiciclo o a comparecientes en comisiones. Ellos parecen orgullosos de ser reprendidos por la Presidencia, negándose a retirar dichas palabras ofensivas.

Estos nuevos diputados, con carrera universitaria, cumplen el dicho: Quod natura non dat, Salmantica non praestat.

Vinieron a la capital del Reino de España. Pueden aprender a moverse por la ciudad con mapas. Acuden a la sede de la Democracia de este hermoso país carentes de educación. Espero vuelvan por donde vinieron y lleguen algún día a tener un mínimo de saber estar y respeto por los ciudadanos de esta bella tierra. Ellos, todos, incluso los peor educados, nos representan. ¿Nos merecemos oír y ver ese trato?