Una enemiga de la República

Le Pen. Reuters

"Hago una distinción total entre un adversario político y una enemiga de la República". Corto y al pie. La posición adoptada por Benoît Hamon, candidato del Partido Socialista Francés, no pudo ser más clara. A su izquierda, sin embargo, Jean-Luc Mélenchon se ponía de perfil y anunciaba una consulta a sus bases para decidir a quién apoyar en la segunda vuelta de las presidenciales. A éste se unieron diputado Garzón y diputado Rufián en twitter elevando por momentos el nivel intelectual del debate. El primero afirmando que "el fascismo es hijo directo del liberalismo" y el segundo compartiendo una foto de un personaje de Dragon Ball exaltado (Le Pen) y otra del mismo personaje sereno y de brazos cruzados (Macron).

Debería sorprendernos que la autodenominada "verdadera izquierda" tenga tantos problemas para elegir entre el socio-liberalismo y la ultraderecha. Curioso también que después de tanto tiempo calificando de fascismo todo aquello que no se ciñe a su pureza ideológica le sea tan difícil reconocerlo cuando por fin lo tiene en frente. Cabe la posibilidad, no obstante, de que esta dramática confusión se deba precisamente a ello. Tampoco deja de ser llamativo en cualquier caso que estos meses de Trump en la presidencia no hayan servido de escarmiento y hayan hecho reflexionar a aquellos que no veían diferencias entre el candidato republicano y Hillary Clinton.

Nacionalismo excluyente -racismo- aparte los puntos en común entre la izquierda y la derecha alternativa en asuntos de suma importancia son fácilmente reconocibles. La lucha contra las élites políticas, financieras y mediáticas plasmada en los programas electorales de Le Pen y Mélenchon o las votaciones que unen al grupo de Podemos y el del Frente Nacional -el famoso "hilo conductor"- en el parlamento europeo son prueba de ello. Cuando el fin último es reventar la democracia liberal tal y como la conocemos la presidencia de un socio-liberal europeísta puede ser una china demasiado incómoda en el zapato. Quizá la dificultad no sea identificar a una enemiga de la República como tal sino identificar como amenaza a una enemiga de la República.