Opinión

Li Qiang: las últimas palabras voluntades testamentarias

Li Qiang - MAO ZE DONG'S WILL.

Li Qiang - MAO ZE DONG'S WILL.

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El arte es un lenguaje universal en cualquiera de sus manifestaciones. No necesita de gramáticas o traducciones. El artista crea y exhibe mientras que el espectador contempla y reflexiona. A pesar de esa universalidad, sin ningún género de dudas, y por razones obvias de cultura e historia, el artista occidental es muy distinto del oriental, incluso en el arte contemporáneo del siglo XXI. A pesar de la globalización y de la expansión de las vanguardias del siglo XX hacia extremo oriente, las técnicas y temáticas artísticas poseen, afortunadamente, connotaciones diferenciales que en absoluto distan, sino que acercan comprensiones.

Tal evidencia puede comprobarse hasta el próximo 30 de abril gracias a la muestra Las últimas palabras en la que la galería Miguel Marcos presenta por primera vez en España la obra más reciente de Li Qiang (Pekín, 1960).

La mirada del visitante occidental no puede evitar la referencia al Pop Art de los años 60-70, ya que el artista utiliza iconos del mismo o bien personajes históricos como fondo de sus obras. La diferencia está en el grafismo chino que cubre cada pieza; una tarea ardua y paciente, -el tiempo de ejecución de algunas piezas es a veces superior a dos meses- que obliga al pintor a marcar varias veces cada una de las palabras y frases, repetidas hasta el infinito:

"Durante el proceso, escribo mi objetivo una vez, dos veces, diez veces, hasta cientos veces. En la inagotable reiteración encuentro la ilusión y la imaginación de llevar a cabo mi trabajo. Estoy en esos momentos tan cerca de mi propósito que siento su respiración, los latidos de su corazón, logrando incluso a ver sus movimientos. Imagino la escena como quien está escribiendo las últimas palabras de un legado: sus diminutos cambios en las expresiones faciales, la experiencia de su existencia, sus secretos y su carácter personal".

Los personajes utilizados de fondo por Li Qiang (Warhol, Elisabeth Taylor, Mao Zedong o el pintor Josef Beuys), representan tanto el reconocimiento del pintor hacia los mismos, como diferentes iconos que han lo largo de la historia ha marcado con su carácter, su tenacidad voluntad y firmeza, buena parte de los aspectos sociales, históricos y culturales de nuestra historia más reciente.

Sin embargo, el artista pone especial énfasis en el aspecto testamentario, como legado de los mismos a las actuales generaciones. De ahí la sincronía perfecta entre plasmación estética y lenguaje escrito, lo que constituye una innovación en la pintura contemporánea; equilibrio entre dos formas de expresión artística distintas. Sirvan como ejemplo las frases escritas en la obra Elisabeth Taylor, en la que Li Qiang reivindica la belleza de la mujer inteligente por encima de la externa, o algunas de las palabras testamentarias de Mao Zedong, como última voluntad del mandatario chino hacia su oprimido pueblo.

El propio artista resume su obra bajo el siguiente prisma: "Mis trabajos se han convertido en mi forma de ver, pensar y expresar la realidad. Mientras estoy creando, siento la libertad absoluta entre la escritura y la pintura".

La mayoría de trabajos de Li Qiang son de gran formato, algunos de medio, con un perfecto dominio técnico, especialmente del dibujo, gama cromática homogénea y austera, lo que le permite lograr unas composiciones de gran perspectiva, pero que obligan irremediablemente al espectador a aproximarse a las mismas, con la finalidad de apreciar una labor precisa y meticulosa, de extraordinaria sensibilidad, pero también de marcado carácter.

Li Qiang es un artista multidisciplinar que desde 1989, participa de forma individual y colectiva en exposiciones a nivel nacional e interna­cional. En 1998 la Chinese Art Exhibition por distintas ciudades de Alemania y Metamorfosis y desplaza­miento en el Museo de Arte Moderno de San Francisco. En el 2000 intervino en la Material Exhibition of Chinese Avant-Garde artist in the Ninenties organizada por el Museo de arte asiático de Fukuoa (Japón), mientras que en 2006 lo hizo en la Comparison and Diversity – Chapter Oner: Crossovers de Shanghai y en 2009 su individual Last Will en la galería Weidenweg Zehn de la ciudad de Duisburg (Alemania).

Una exposición de temática simple y realización compleja, que supone una aproximación del arte contemporáneo chino, con influencias occidentales, sin que se desvirtúe la esencia de esa nación milenaria, entre la filosofía y el pensamiento, la reflexión y el entendimiento.