La gala Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria

Imagen de la virgen Drag que ganó en Las Palmas. Efe

Para algunos las creencias de millones de personas proporcionan suculentas plataformas para ganarse la vida y hay que aprovechar todo lo que salga.

Su heroicidad y su triunfalismo, se refugian en el cobarde mundo de la caricatura ofensiva, hiriente y de baja ralea. Convierten su proyecto profesional en un sistema de cinismo ideológico, que dicen ser el futuro: “Si yo no huelo es que los demás no tienen olfato”, es decir: “Si yo no tengo ideas pienso que los demás son tontos y despreciables”.

Es fácil triunfar en el claustro silencioso del creyente, pero el verdadero triunfo estaría en hacer lo mismo ante los que puedan hacerles frente.

Mi Dios es Padre de muchos nombres... Mi Virgen es Madre de muchos pueblos...

Mis creencias, mis ilusiones, mis sueños... ¡SON MÍOS! ¡SON NUESTROS!..., ustedes no tienen derecho a MANCILLARLES, de igual modo que yo, que nosotros no escupimos su interior, ni le publicitamos, ni hacemos negocio con su ideología.

¡Sean pioneros!, ¡avanzadilla de la cultura DRAG!, ¡cojan el Ave a la MECA! y plasmen su sentido crítico, “sin intención de ofender”, ante millones de respetables creyentes sumidos en la oración de la esperanza.

¡Sean valientes!, nosotros los cristianos, ante el claustro silencioso de la fe, perdonamos pero también, como ciudadanos, exigimos respeto. Si no lo consideran así, denos el gusto, por lo menos, de verles actuar en la MECA.