Que un político inglés haya sido asesinado en plena calle es un hecho insólito. Que haya sido una miembro del parlamento británico abiertamente europeísta y a una semana del referéndum que decidirá la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea es un episodio gravísimo, sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando de una de las democracias más consolidadas del mundo.

Lógicamente, la campaña del brexit ha sido suspendida temporalmente tras el ataque a la diputada laborista Jo Cox, que ha fallecido este jueves después de que un individuo le disparara y apuñalara a la salida de un acto en la ciudad de Birstall, en el norte de Inglaterra. Las razones que han llevado a este horrendo crimen continúan siendo confusas. Sin embargo, el ambiente de radicalización y demagogia que ha surgido en las últimas semanas al aproximarse la decisión sobre el brexit debería ser motivo de alarma no sólo para el primer ministro David Cameron, sino también para el resto de líderes europeos.

El populismo de la campaña del “Leave”

Según una de las testigos, la diputada se habría visto envuelta en una disputa entre dos hombres, lo que habría llevado a uno de ellos a desfundar su arma. Sin embargo, otro testigo afirma que el atacante gritó “Britain first” (Gran Bretaña primero) antes de disparar, en lo que podría ser una alusión al partido de extrema derecha de ese nombre que aboga por salir de la UE. Esta formación ha negado cualquier implicación con el asesinato.

A pesar de que a estas horas no se puede relacionar directamente la muerte de la diputada laborista con la campaña del brexit, lo que sí es cierto es que el extremismo político y el populismo son factores que a menudo conducen a la violencia. Muchos de los partidarios del “Leave” han recurrido al miedo a la inmigración masiva para intentar convencer a los británicos de que abandonen la Unión, hasta el punto de que proclamas xenófobas y racistas están ahora a la orden del día.

Sin ir más lejos, el nuevo póster del partido de derecha radical UKIP, en el que se puede ver una oleada de refugiados que intentan llegar a Reino Unido y las palabras Breaking point (punto de inflexión), ha sido equiparado en las redes sociales con la propaganda nazi. Los partidarios del brexit también han utilizado la masacre de Orlando para justificar la salida de la UE, bajo el lema “el libre movimiento de los kalashnikovs en Europa ayuda a los terroristas”. Estamos ante otro intento deleznable de asustar al electorado.

La pesadilla de Cameron

El referéndum del brexit ha terminado convirtiéndose en una pesadilla para David Cameron. En la campaña electoral del año pasado, el primer ministro prometió someter la cuestión de la pertenencia a la UE a votación. Esto era un intento de resolver sus problemas internos y atraer a los votantes euroescépticos que habían empezado a inclinarse por partidos eurófobos. Sin embargo el reférendum ha creado un caldo emocional que amenaza la propia carrera política de Cameron. Pese a que ha anunciado que no dimitiría ante una hipotética victoria del no a Europa, es evidente que el poder en su partido se desplazaría hacia quienes han hecho campaña a favor del brexit.

La tragedia de este jueves ha dejado en un segundo plano la visita del primer ministro británico a Gibraltar, en lo que pretendía ser un acto de campaña y un gesto inequívoco de que Londres hará todo lo posible por mantener el actual estatus de la Roca. Teniendo en cuenta que el ministro Margallo ya anunció que en caso de que Reino Unido saliese de la UE España reclamaría el control de la colonia, el viaje del primer ministro era especialmente significativo.

La polarización de la campaña en Reino Unido muestra hasta qué punto el reférendum se le ha ido de las manos a Cameron. El fanatismo que ha surgido en la recta final, que confirma el avance de los movimientos populistas en Europa, es un ejemplo más de lo que sucede cuando los partidos tradicionales ignoran las preocupaciones de los ciudadanos. Aunque es arriesgado vaticinar qué efectos puede tener el asesinato de Cox, el gran impacto emocional entre el electorado podría hacer a muchos reconsiderar su voto.