
Esther Charlez, psicóloga zaragozana: "El BlueMonday no tiene respaldo científico, es un invento comercial" E.E
Esther Charlez, psicóloga zaragozana: "El Blue Monday no tiene respaldo científico, es un invento comercial"
Cada vez que llega el 20 de enero se debate sobre la veracidad del 'día más triste del año', la psicóloga clínica Charlez, habla del tema sin tapujos.
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Cada año, el tercer lunes de enero vuelve al foco mediático un concepto que mezcla tristeza y mercadotecnia: el Blue Monday. Desde hace unos veinte años, se nos dice que este día es "el más triste del año". Pero ¿qué hay de cierto en esta afirmación? Hablamos con Esther Charlez, psicóloga clínica de Zaragoza, para desentrañar este mito y reflexionar sobre la tristeza y la felicidad en nuestra sociedad.
El origen del Blue Monday: una fórmula con truco
“El término Blue Monday, traducido como ‘lunes azul’, surgió en 2005 como parte de una campaña publicitaria de una agencia de viajes”, explica Esther Charlez, “El objetivo era vender vacaciones para superar la tristeza" añade.
Un psicólogo británico, Cliff Arnal, desarrolló una fórmula que consideraba factores como el clima, las deudas navideñas, los propósitos incumplidos y la falta de luz solar para identificar el tercer lunes de enero como el día más triste del año.
Sin embargo, Charlez aclara que la comunidad científica no apoya esta teoría. “Los factores que menciona pueden influir en el estado de ánimo de algunas personas, pero eso no significa que se pueda declarar este día como el más triste del año para todos. Es una invención comercial”.
Además, advierte sobre el poder de la sugestión: “Si nos dicen que hoy es el día más triste del año, podemos llegar a creérnoslo. Ese es precisamente el tirón comercial: te convencen de que estás triste para venderte algo que te haga sentir feliz”. En una sociedad materialista es fácil dejarse convencer con cualquier pretexto, para darse un homenaje.
La influencia del clima y otros factores emocionales
En España, donde el sol es un elemento habitual, suele decirse que somos los más felices de Europa; Charlez señala que esta afirmación tiene algo de verdad: “Hay estudios que indican que el clima puede influir positivamente en el estado de ánimo. Sin embargo, cada persona es única y hay otros factores, como las experiencias personales, los estilos de vida y la salud mental, que también tienen un papel muy importante”, explica.
La psicóloga también subraya la necesidad de distinguir entre tristeza y depresión, un error común al hablar de emociones. “La tristeza es un estado de ánimo pasajero que forma parte de las respuestas emocionales normales. Por ejemplo, es completamente sano sentir tristeza tras la pérdida de un ser querido o un revés laboral. La depresión, en cambio, es una categoría diagnóstica que incluye síntomas como estado de ánimo deprimido durante gran parte del día, pérdida de interés en actividades, insomnio, cambios de peso, pérdida de energía o pensamientos recurrentes de muerte”. Sentirse triste no es un problema, es algo normal ante circunstancias negativas que ocurren a lo largo de la vida.
Charlez explica que para diagnosticar una depresión estos síntomas deben persistir durante al menos seis meses, “Es importante remarcar que no toda tristeza lleva a una depresión. Cuando las personas pueden identificar la causa de su estado emocional suele ser tristeza, mientras que en la depresión no siempre hay un hecho concreto que lo desencadene y la persona que la padece no sabe porqué se siente así”. Aprender a diferenciar la tristeza de la depresión es clave para no dar entidad a asuntos que no la tienen.
Un ejemplo popular que ilustra el papel de la tristeza en nuestras vidas, aunque provenga de dibujos animados (que por cierto, enseñan muchas cosas buenas), es la película "Del revés" (Inside Out). En ella, se muestra cómo esta emoción (azul por cierto), a menudo evitada, puede ser clave para procesar experiencias difíciles e incluso madurar y crecer personalmente.
La salud mental, una asignatura pendiente
En los últimos años, la salud mental ha ganado visibilidad, pero según Charlez, todavía queda mucho por hacer. “En mi opinión, no se le da la importancia que merece. Hay barreras para acceder al tratamiento psicológico, como la falta de recursos o el número limitado de psicólogos clínicos en España. Por ejemplo, algunos estudios estiman que aquí hay seis psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, mientras que en otros países europeos hay hasta 18”.
Esta carencia dificulta que muchas personas que lo necesitan no puedan acceder con facilidad a un tratamiento psicológico clínico. Por otro lado, en redes sociales han aumentado los gurús sobre salud mental: “En TikTok, por ejemplo, encontramos consejos sobre salud mental, pero no siempre provienen de personas cualificadas. Aunque algunos puedan ser útiles, cada caso es único y necesita un enfoque personalizado. La salud mental debe ser tratada con la misma seriedad que la salud física, ya que ambas están interconectadas”, explica la psicóloga.
Charlez también hace hincapié en la importancia de la prevención y la educación emocional: “No basta con tratar los problemas cuando ya existen. Es necesario invertir en educación emocional para reducir la incidencia de trastornos mentales en el futuro”, es la misma idea que defiende el refrán popular: más vale prevenir que curar.
¿Cómo podemos ser más felices?
Aunque el Blue Monday es un invento comercial, en la sociedad hay más presencia del estrés y la ansiedad. Esther Charlez, insistiendo en que cada persona es única y habría que mirar cada caso, ofrece claves prácticas para hacer frente a esas emociones negativas y construir una vida más feliz: “La felicidad es un estado subjetivo que depende de cómo interpretamos nuestra vida. Es un proceso personal que implica cultivar hábitos, valores y actitudes”, no obstante, sí que hay algunas claves generales que nos pueden ayudar para ser más felices. Entre las recomendaciones de la psicóloga destacan:
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Cuidar las relaciones personales: fomentar vínculos sanos y positivos.
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Valorar los pequeños momentos: disfrutar del día a día.
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Conectar con la naturaleza: aprovechar su capacidad para equilibrar el ánimo.
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Reducir el tiempo frente a pantallas: dedicar más tiempo a actividades que aporten bienestar.
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Practicar el agradecimiento: reconocer y valorar las cosas positivas, por pequeñas que sean.
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Vivir el presente: centrarse en el “aquí y ahora” en lugar de preocuparse por el pasado o el futuro.
Charlez también resalta la importancia de desarrollar la resiliencia, la capacidad de adaptarnos a las adversidades, “Ser feliz no significa no tener problemas, sino aprender a gestionarlos de manera más saludable”. Como dice un viejo proverbio chino: la vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino de aprender a bailar bajo la lluvia.