José María Zavala con su libro El Profeta, en Zaragoza.

José María Zavala con su libro El Profeta, en Zaragoza. E.E

Cultura

José María Zavala sobre su libro El Profeta: "Con una estufa y una cafetera escribía cuando me levantaba lo que había soñado"

El escritor y cineasta publica 'El Profeta', una novela que humaniza a Jesús de Nazaret y que ya va por su tercera edición en apenas una semana.

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Zaragoza
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José María Zavala vive el lanzamiento de El Profeta como uno de los momentos más intensos de su carrera. La novela, que reconstruye los tres años de vida pública de Jesús de Nazaret a través de un personaje ficticio infiltrado entre sus discípulos, ha alcanzado un éxito inmediato en librerías y plataformas digitales.

En solo siete días se ha situado en las listas de los más vendidos y confirma el inesperado auge del interés espiritual en plena era de incertidumbre social.

Para Zavala, escribir sobre Jesús, una historia ya conocida, ha sido un auténtico reto. Tras años de investigación y una inmersión casi obsesiva en el siglo I, el autor confiesa haber vivido la historia "como un testigo presencial", escribiendo largas jornadas lo que antes había soñado durante la noche.

El escritor madrileño perseguía el objetivo de mostrar a un Jesús humano que resultase interesante para el público no creyente, y cree que lo ha conseguido.

En su gira de presentación, ha pasado por Zaragoza y hemos podido hablar con él.

Entrevista a José María Zavala

Primero de todo, ¿qué tal va la presentación de 'El Profeta'?
Está siendo espectacular. El libro salió a la venta el 13 de noviembre y ya han puesto en marcha la tercera edición, y ediciones cuantiosas. Ahora mismo está en el top 10 de Amazon, Casa del Libro, El Corte Inglés… Una pasada.

¿Te esperabas este éxito?
No… y sí. Creo que las cosas suceden por causalidad, no por casualidad. Carmen Romero, directora de Penguin Random House, me propuso escribir una novela sobre Jesús de Nazaret después de un comité editorial en el que discutían quién era el personaje más importante de la historia. Todos pensaron en mí porque había publicado Los 12 hacía unos meses.

Para mí suponía un reto tremendo. Tenía que dar el salto del ensayo a la novela, y además una novela cuya historia todo el mundo más o menos conoce y cuyo final es sabido. ¿Cómo mantener el interés del lector?

Me convertí en testigo presencial de Jesús: estuve “en el Gólgota”, en las bienaventuranzas, en la barca de Pedro… La inmersión fue total.

Eso es, la historia de Jesús ya se conoce, ¿cómo mantienes el suspense ?
Para contar algo que ya está muy contado nace Lucio Fedra, un personaje de ficción. Es un guardia pretoriano condenado a muerte que recibe la misión secreta de espiar a Jesús. A través de él el lector asiste a los grandes momentos de la vida pública de Jesús, viéndolo reír, llorar, enfadarse, bromear. Humanizo a Jesús y lo acerco al lector.

¿Cómo lograste esa inmersión tan profunda en el siglo I?
De una forma brutal. Me iba a las seis de la mañana a un guardamuebles a escribir. Allí tenía una estufa y una máquina de café, y escribía de 6.30 a 15.00 lo que había soñado la noche anterior. Soñaba literalmente con la historia. Me convertí en testigo presencial de Jesús: estuve “en el Gólgota”, en las bienaventuranzas, en la barca de Pedro… La inmersión fue total.

¿Qué te está diciendo la gente que lo lee?
Lo más bonito es la reacción de lectores no creyentes. Muchos me dicen que la novela les ha hecho descubrir a Jesús de Nazaret, que les ha tocado el alma, que les ha hecho replantearse su vida. Mi objetivo era ese: tocar el corazón. La novela podríamos decir que se apoya en tres pilares: amor, esperanza y paz. Justo lo que falta en la sociedad actual, tan materialista. La novela se disfruta, pero lleva una carga de profundidad.

El Profeta

El Profeta

¿Cómo te enfrentas a un personaje tan estudiado y podríamos decir, polémico?
Con honestidad y con mis diez años de investigación previa. Se han dicho auténticos disparates, incluso que Jesús no existió. En El Profeta lo muestro tal como es: sus gustos, lo que comía, cómo se relacionaba, cómo apaciguaba a los discípulos… Humanizo también a los apóstoles, que eran hombres rudos, humildes, analfabetos, con rencillas entre ellos.

Incluso si no entras en el terreno de la fe, su faceta humana es impresionante. Jesús sudó sangre en Getsemaní, y eso tiene base médica. Tenía miedo; no quería sufrir. Es más él dice eso de 'Padre, aparta de mí este cáliz', ahí se muestra más hombre que nunca.

¿Jesús es Dios?
Ese es un tema de fe. Para muchos lectores no creyentes de 'El Profeta', Jesús no es Dios; para otros sí. Yo no entro a juzgar eso. Trabajo con el personaje histórico que cambió el mundo. Estamos en el año 2025 por él.

Fijate, Jesús es el personaje más importante de la historia y a la vez un gran desconocido. Sin embargo, ahora se está despertando cierta inquietud espiritual. El actor de la casa de papel, Jaime Lorente que ha estrenado ahora 'Reversión' y está rodando su primera película, ha declarado su fe en Jesús de Nazaret.

Antonio Banderas ha estrenado un musical gospel sobre Jesús. La película 'Los domingos' que está teniendo un editado es una chica de 17 años que ingresa en un convento de clausura. Pablo García es un instagramer con 600.000 seguidores ha anunciado de la noche a la mañana que lo deja todo y se va a un seminario a ser sacerdote.

Rosalía en el último disco es lo mismo. Es tremendo, o sea, es que hay un no sé, un interés inusitado por Jesús de Nazaret.
La serie 'The Chosen' se ha estrenado en 135 países hasta ahora, y se va a traducir a 600 lenguas. Gibson está rodando la segunda parte de La Pasión. Es espectacular.

¿Por qué crees que se está dando ese interés tan fuerte por lo espiritual?
Porque cuando una sociedad toca fondo, busca sentido. Vivimos en una época de división, sufrimiento, guerras, materialismo. Nadie se libra del sufrimiento humano, de la pérdida de seres queridos, de enfermedades, de los obstáculos que todos tenemos... Y muchas personas se están dando cuenta de que necesitan un guía. El mensaje de Jesús es de amor, paz y esperanza, es revolucionario. Va contracorriente.

Pero mucha gente asocia la religión con normas, rigidez o incluso opresión.
Una cosa es la Iglesia y otra las personas de la Iglesia. Hay personas maravillosas que no son creyentes y me han dado lecciones de amistad mejores que otros que se golpean el pecho. Los apóstoles mismos eran cobardes, en el Gólgota solo estaba Juan. Las mujeres en cambio estuvieron al pie del cañón, María Magdalena, Salomé, su madre...

Has trabajado con temas religiosos. ¿Has sentido discriminación en el mundo cultural?
Nunca. He hecho siete películas y tengo grandes amigos no creyentes. Yo mismo estuve muchos años alejado de Dios y no era feliz, aunque tuviera una buena casa y un buen sueldo. La sociedad necesita un sentido trascendente y muchos lo buscan sin saberlo.

¿Cómo estructuras una historia cuyo desarrollo ya se conoce?
Todo estaba en mi cabeza, incluso en mis sueños. Soñaba con Lucio Fedra, con Tiberio, con Herodes… Nunca me salió un capítulo malo. Penguin confió tanto que no me pidió ni un solo capítulo previo. Pero necesitaba una mirada externa, así que recurrí a Luis Alberto de Cuenca, una de las personas más eruditas que conozco, y al editor Miguel Ángel Vázquez. Ellos me dieron la perspectiva que necesitaba.

¿Seguirás escribiendo sobre personajes relacionados con la fe o el cristianismo?
No me gusta esa etiqueta. Yo escribo para todos los públicos. Pero sí: es un filón inagotable. María Magdalena, Pablo, la persecución romana… Hay historias fascinantes que todavía quiero contar.