Los andamios han empezado a colocarse en la torre de Nuestra Señora del Pilar.

Los andamios han empezado a colocarse en la torre de Nuestra Señora del Pilar. E. E.

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El Pilar blindará sus cornisas para los próximos 75 años y mirará a La Giralda para protegerse contra las palomas

El monumento está ya en obras, unos ambiciosos trabajos que se prolongarán alrededor de dos años y que costarán en torno a cuatro millones de euros.

Más información: Ya hay fecha para el inicio de las obras de rehabilitación de dos de las torres de la Basílica del Pilar de Zaragoza.

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La basílica del Pilar, el monumento más visitado de Aragón, blindará sus cornisas para los próximos 75 años y protegerá sus torres contra su mayor enemigo: las palomas. Será una de sus restauraciones más ambiciosas hasta la fecha, con un coste estimado de alrededor de un millón de euros por torre, lo que hará que la obra termine rondando los cuatro millones.

Al frente estará el arquitecto Javier Ibargüen. Los problemas con las torres comenzaron hace un par de años con la caída de cascotes, situación que llevó al Ayuntamiento de Zaragoza a emitir una orden de ejecución. Los Bomberos terminaron vallando el perímetro para evitar nuevos desprendimientos y se comenzó a planificar unas actuaciones que han comenzado este mes.

Las torres fueron intervenidas en 2004, 2007 y 2011. Se actuó, fundamentalmente, en sus exteriores, aunque también se aprovechó para limpiar cubiertas y fachadas. Todas estas obras fueron ejecutadas por el arquitecto Teodoro Ríos, cuyo abuelo se encargó de consolidar El Pilar en la década de los 40, cuando tuvo que actuarse por problemas estructurales serios.

Hasta ahora, las acciones se habían resuelto con morteros de recubrimiento, solución que no ha dado el resultado esperado. Tampoco lo ha hecho el actual sistema antipalomas, desprendido en su mayor parte.

Actualmente, ha precisado Ibargüen, el templo presenta un buen estado estructural, pero tiene un problema generalizado en sus cornisas, especialmente en la de Nuestra Señora del Pilar, en la que ya se han empezado a colocar los andamios. "Se actuó para la Expo, pero las obras tuvieron que acelerarse porque empezaba la muestra y había que quitar los hierros. No llegó a completarse la restauración", ha señalado.

A esto hay que añadir que en el interior de las torres apenas se había intervenido. "A excepción de la de San Francisco de Borja, la del ascensor, que sí tiene un mantenimiento muy completo", ha precisado el arquitecto. En estos momentos, tres de las cuatro torres tienen unos accesos interiores que hacen que sea "complicadísimo" pasar de unos niveles a otros. También hay instalaciones sin uso. "Hay elementos pesados o voluminosos que son muy difíciles de bajar. Aprovecharemos para resolver esta cuestión", ha prometido.

La solución

La solución pasará por apostar por materiales que garanticen una mayor durabilidad a largo plazo. "El coste de los andamios es muy alto. No podemos estar colocándolos cada 15 o 20 años", ha razonado Ibargüen. Para esta restauración se utilizarán láminas de plomo y de zinc. No es una solución novedosa, ha reconocido el arquitecto, pero sí eficaz, ya que garantizarán una correcta conservación para los próximos 75 años. En Zaragoza hay varios ejemplos, desde la portada de la Seo a la iglesia de Santa Engracia.

Con las palomas, los mayores problemas vienen por sus exprementos. Estos animales pueden producir de 5 a 7 kilos de palominos, unas cantidades letales para el patrimonio. Para impedir que entren en las torres se utilizarán "mallas resistentes de acero inoxidable" que serán "imperceptibles" desde el exterior. "Serán de gran calidad, similares a las de La Giralda en Sevilla", ha dicho.

Mientras, en el interior se aprovechará para reparar grietas y resolver los accesos a los distintos niveles, actuación que incluirá la eliminación de objetos e instalaciones inutilizadas, desde badajos de campanas a grúas pesadas. "Además, se cambiarán las luces de emergencia. Actualmente están obsoletas y muchas ya no funcionan. Igualmente, mejoraremos la iluminación exterior y se revisarán los elementos escultóricos de las fachadas", ha precisado el arquitecto.

Plazos y programas

Las obras se dividirán en dos fases, ya que "no tenía sentido acometer todo a la vez". Las torres de Santiago y Nuestra Señora del Pilar, las más antiguas, serán prioritarias. En la última se empezó a trabajar el pasado 13 de enero. Las ejecutará la empresa Proyectos y Rehabilitaciones Kalam SA, con una amplísima experiencia nacional e internacional.

La idea es que esta primera fase acabe antes de las próximas Fiestas del Pilar "salvo complicaciones e imprevistos". "Las otras dos se abordarán el año que viene. Exteriormente tienen los mismos problemas, pero en el interior son muy diferentes. La de Santa Leonor tiene un problema serio de comunicación vertical, con huecos inferiores abiertos que hacen que sea una temeridad subir a la parte superior", ha detallado Ibargüen.

El coste rondará los cuatro millones de euros, uno por torre. La primera fase se llevará 2,1, aunque se espera que la segunda salga algo más económica por la buena conservación de la torre del ascensor.

Los responsables del proyecto descartan colocar trampantojos para cubrir los andamios. Aunque dibujar las torres en las lonas resultaba "atractivo y tentador", el viento habría provocado un 'efecto vela' que habría sido perjudicial.

Sobre las palomas, se espera que haya ejemplares muertos "en cantidades", sobre todo en los niveles inferiores, ya que a los superiores "no suelen subir". Las partes no descartan reducir la población mediante capturas, para lo que se contaría con una empresa especializada.

Fondos propios

El Cabildo asumirá la primera fase con fondos propios "fruto de la devoción a la Virgen del Pilar". "Eso no significa que no estemos abiertos a recibir colaboración de instituciones públicas, empresas o fundaciones", ha precisado su portavoz, José Antonio Calvo.

Ibargüen, por su parte, espera que las nuevas mallas acaben con el problema de las palomas en las torres, aunque en las cubiertas es otro cantar. El Cabildo confiaba en haberlo resuelto con las actuaciones que se hicieron para la Expo, pero no fue así. "Mantendremos conversaciones con empresas y veremos cómo se mantiene esa limpieza, que no es solo limpieza, sino seguridad para el edificio", ha agregado Calvo.

El arquitecto del proyecto confía en que las inclemencias del tiempo no sean un problema. Montar los andamios es ya de por sí una operación complicada, dado que se alcanzarán los 92 metros de altura para sustituir los pararrayos. Para cada uno serán necesarios unos 45 días.