Vistas al pueblo de Tollos, Alicante.

Vistas al pueblo de Tollos, Alicante. Shutterstock

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Así es el pueblo más pequeño de Alicante: un tesoro único en plena naturaleza y perfecto para una escapada

Tiene tan solo 34 habitantes registrados en su censo.

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Desde ciudades grandes hasta pequeños pueblos costeros, Alicante está repleta de lugares maravillosos en los que perderse y dejarse sorprender por sus rincones encantadores.

Y es que, más allá de los lugares más conocidos, la provincia alberga pequeñas localidades menos concurridas pero con una identidad y encanto propio.

Uno de esos rincones es Tollos. Enclavado entre las montañas de la comarca de El Comtat, este municipio parece sacado de un cuento.

Con apenas 40 habitantes censados, este diminuto pueblo ostenta el título de ser el municipio más pequeño de la provincia de Alicante.

Una carencia en tamaño que compensa con su encanto, autenticidad y su ubicación privilegiada.

Remanso de paz

Pasear por las calles de Tollos es un viaje a tiempos pasados. Sus casas de piedra y tejas rojizas, alineadas entre estrechas callejuelas, cuentan historias de generaciones que han hecho de este lugar su hogar. Aquí no hay prisas, solo el eco de los pasos, el canto de los pájaros y una sensación de paz que invita a desconectar del bullicio de la vida moderna.

La iglesia de San Antonio Abad, modesta y acogedora, es el corazón del pueblo. Desde su plaza se extiende una panorámica impresionante de los valles y montañas que rodean Tollos, un verdadero regalo para los amantes de la fotografía y la naturaleza.

Senderismo

Este municipio es también una joya para quienes buscan aventuras al aire libre. Desde el pueblo parten varias rutas de senderismo que atraviesan paisajes únicos, como el Barranc de Malafí, un espectacular desfiladero que combina paredes rocosas, vegetación autóctona y restos históricos.

Este barranco es famoso por ser un paso utilizado por los moriscos tras su expulsión en el siglo XVII, lo que añade un toque de historia a la experiencia.

Otra ruta destacada es la que conecta Tollos con los pueblos vecinos de la Vall d'Alcalà. A lo largo del camino, la fragancia del romero y el tomillo impregna el aire, y es fácil avistar cabras montesas y aves rapaces.

En Tollos, la cocina también es un reflejo de su entorno: sencilla, honesta y deliciosa. No puedes irte sin probar los minxos, unas tortas de maíz rellenas de verduras, atún o embutidos, que son toda una especialidad local. En otoño, el plato estrella es la olleta de blat, un guiso contundente hecho con trigo, legumbres y carne, perfecto para recuperar fuerzas tras una caminata.

Ideal para desconectar

Tollos es más que un destino; es una invitación a detener el tiempo y reconectar con lo esencial. Su autenticidad y su ambiente acogedor lo convierten en un lugar ideal para una escapada de fin de semana o para quienes buscan perderse –y encontrarse– en la serenidad de la montaña.

En este pequeño rincón de Alicante, descubrirás que las grandes experiencias no siempre vienen de grandes lugares. A veces, lo mejor de un viaje está en los detalles: el susurro del viento, el aroma del campo y la hospitalidad de un pueblo que, aunque pequeño, tiene un alma inmensa.