
Las caras del agua se encuentran en las tuberías antiguas de las calles de Alicante
Las 'Caras del Agua': guardianes escondidos en las tuberías más antiguas de Alicante
A lo largo del siglo XX, las fundiciones de la provincia añadieron símbolos a las tuberías para proteger los hogares, y algunos de estos guardianes aún sobreviven.
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En el entramado de calles antiguas de Alicante, una serie de rostros hieráticos, ninfas sonrientes, querubines y hasta figuras mágicas descansan en las esquinas más inesperadas.
Estas son las 'Caras del Agua', guardianes silenciosos y olvidados que un día formaron parte esencial del paisaje urbano. Alrededor de 40 diseños diferentes han sido documentados por Jorge Sánchez Lamadrid, autor de '50 lugares mágicos de la Comunidad Valenciana', quien ha explorado ciudades como Alicante, Alcoy, Xixona y Valencia en busca de estos singulares elementos.
Pero ¿qué son exactamente las 'Caras del Agua'? Estas figuras decoraban las canaletas de hierro fundido utilizadas para canalizar el agua de lluvia en las fachadas de las viviendas.
Más allá de su función práctica, estos adornos tenían un significado simbólico profundo: servían como amuletos protectores, encargados de alejar las malas energías y salvaguardar los hogares.
Diseño y simbolismo
Cada 'Cara del Agua' era elegida cuidadosamente por los propietarios de las casas, quienes seleccionaban los rostros en función del tipo de protección que deseaban. "Eran un elemento decorativo que, al mismo tiempo, cumplía un propósito mágico", explica Jorge Sánchez Lamadrid.
Las fundiciones de hierro del siglo XIX y principios del XX jugaron un papel crucial en la creación de estas piezas. Empresas como Tomás Aznar e Hijos en Alicante, José Rodes en Alcoy o las valencianas Vicente Ferrer Ballester y Baltasar Gens fueron pioneras en este arte.

Una de las tuberías del barrio de Carolinas Bajas en Alicante
El cronista oficial de Xixona, Bernardo Garrigós, ha catalogado hasta 317 ejemplos en su ciudad, la mayoría concentrados en el casco antiguo. Ha clasificado estas caras en 15 grupos, predominando las figuras masculinas y juveniles. "Estas piezas no solo reflejan la destreza artesanal de la época, sino también el valor que se otorgaba a la protección simbólica", explica Garrigós.
Un escudo protector
El simbolismo de las 'Caras del Agua' recuerda al de las gárgolas que adornan las catedrales francesas. Aunque ambas tenían una función práctica, —redirigir el agua de lluvia—, también compartían una carga mágica.
Las gárgolas, con sus grotescas representaciones de bestias y demonios, buscaban proteger los templos y ahuyentar el mal. Según la leyenda, el término 'gárgola' deriva de la palabra francesa gargouille, inspirada en un dragón que asoló la ciudad de Rouen hasta ser derrotado por un arzobispo.
Del mismo modo, las 'Caras del Agua' protegían a los habitantes de Alicante y Valencia, simbolizando un escudo contra las adversidades. Aunque menos imponentes que las gárgolas, estas figuras compartían su propósito espiritual.

Algunas de las caras recogidas en la clasificación de Bernardo Garrigós en Xixona.
Su ocaso
Con el paso del tiempo, el hierro fundido cedió su lugar al PVC, y las 'Caras del Agua' comenzaron a desaparecer del paisaje urbano. Hoy, estos guardianes de la lluvia y la energía negativa son cada vez más escasos, relegados a la memoria de quienes los aprecian como vestigios de una tradición olvidada.
Sin embargo, si uno pasea con atención por las calles de Alicante o Xixona, aún es posible cruzarse con uno de estos rostros misteriosos. Quizá nunca reparemos en ellos, pero allí están, recordándonos que incluso los detalles más pequeños esconden historias dignas de ser contadas.