
Kevin Martínez en Tailandia.
Kevin cambió Alicante por Tailandia para convertirse en estrella del muay thai: "Me tienen mucho respeto"
El noveldense es el mayor referente de este arte marcial de España y compite en la mejor promotora de todo el mundo en Bangkok.
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En la caótica Bangkok, a 10.000 kilómetros de su pueblo, un alicantino está haciendo cada vez más ruido en su camino hacia su sueño. Tres años después de que cambiara su Novelda natal por la capital tailandesa para ascender en el muay thai, Kevin Martínez (1993) se ha colado en la élite de uno de los deportes más duros del mundo, siendo el mejor español en este arte marcial.
El niño prodigio, como le apodaban cuando comenzó a destacar en los gimnasios alicantinos, ya no es tan niño, pero ha superado las altas expectativas que se tenían de él cuando empezó a tumbar a rivales más mayores y pesados que él a sus 15 años.
El noveldense atiende a EL ESPAÑOL un año después de la última entrevista. 365 días dan para mucho en Tailandia, un país en el que siempre se va con prisa y en el que sus nak muay, peleadores de muay thai, entrenan sin descanso.
En noviembre de 2024, Kevin disputó el cinturón de campeón del mundo del estadio Rajadamnern, el lugar donde solo compiten los mejores guerreros del planeta de muay thai y que está considerado como un auténtico templo para los peleadores.
De hecho, Kevin ha sido el primer español de la historia en disputar este título. En su caso, peleó contra el campeón para tratar de arrebatarle su corona en el peso de 53,5 kg. Tras una auténtica guerra, no logró llevarse la gloria.
"Estoy muy contento por ser el primero en haber podido pelear por el título", indica el deportista, quien asegura que volverá a intentar conseguirlo en unos meses.

El noveldense Kevin Martínez.
Tras su batalla más grande, llegó "una pelea de una promoción especial que organiza un monje en el norte de Tailandia a la que me invitaron y allí sí que pude conseguir la victoria por KO en el cuarto asalto", recuerda.
Cultura de pelea
En Tailandia, la figura del peleador está integrada en la sociedad hasta el punto de que "ven el muay thai como un oficio más, como si en España fueras un panadero. Hay combates de lunes a lunes y la gente los ve en la tele. Es un deporte que forma parte de la cultura y nos tienen mucho respeto", explica el alicantino.
Su vida lejos de la provincia está enfocada al entrenamiento todo el día durante todos los días. "Vivo en el séptimo piso de un edificio y el gimnasio está en el ático. Toda mi energía la dedico a entrenar. Por la mañana hacemos dos horas y media de ejercicios de cardio, fuerza o prevención de lesiones, y por la tarde hacemos la parte principal con técnicas de golpeo", resalta.
Después de unos años, se ha integrado en la sociedad tailandesa y ha aprendido algo del idioma. Sin embargo, Kevin cuenta que es "muy difícil porque cada palabra puede tener varios significados dependiendo de la entonación. Por ejemplo, la palabra Kao puede significar arroz blanco, montaña o dar un paso".
Tanto tiempo viviendo solo en la otra parte del mundo alejado de familia y amigos hace que añore "pasear por Novelda y ver a mi gente". Si bien ese sentimiento no le hace perder el foco en algo que ha estado "anhelando toda la vida".
"Cuando me viene esa nostalgia, soy consciente de que esto puede no durar para siempre. Estoy muy agradecido por estar aquí e intento dar lo mejor de mí mismo cada día", subraya.
Vuelta a España
Kevin volverá a España tras más de medio año sin regresar para pelear en una competición en Madrid, en la que es cabeza de cartel y en la que se enfrentará a una eliminatoria contra un camboyano para intentar llegar a la final del torneo.
En el viaje aprovechará para disfrutar de Alicante durante unas semanas y dar cursos a chavales que lo tienen como un auténtico ídolo y un espejo en el que verse reflejados.
Una de sus paradas obligatorias será en San Vicente del Raspeig, donde se encuentra el Nak Muay Club, su gimnasio. Allí visitará a viejos compañeros, dará clases a alumnos y se reunirá con Jesús Mancheño, Cheño, su mentor.
"Fue quien me animó a venir a Tailandia a cumplir mi sueño cuando surgió la oportunidad", expresa Kevin, quien se quedó sin palabras cuando Cheño recorrió el globo para estar en su esquina el día que disputaba el cinturón.
"Aquel momento fue un regalo que jamás podría imaginar. Verlo aquí de forma inesperada después de hacerse un viaje tan grande para apoyarme demostró su implicación personal. Son de esas personas que te regala la vida", concluye.