Fachada de Es Mal Pas.

Fachada de Es Mal Pas. E.E.

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Es Mal Pas, el restaurante de Formentera donde un carabinero se convierte en arte con la mano de Arnau Santos

En un rincón tranquilo de Formentera, Es Mal Pas sorprende con la cocina creativa de Arnau Santos, que convierte cada plato en una experiencia única.

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Formentera
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Formentera esconde secretos más allá de sus playas turquesa y de sus atardeceres de postal. Entre pinares y caminos de tierra, en el complejo hotelero Paraíso de los Pinos, se levanta Es Mal Pas, un restaurante que se ha convertido en destino gastronómico en sí mismo.

Detrás de este espacio está el chef Arnau Santos, un valenciano con experiencia internacional que ha hecho de la isla su laboratorio creativo. Su cocina emociona desde el primer bocado y convierte el acto de comer en una experiencia completa, donde cada plato esconde una historia.

La experiencia arranca con un gesto sencillo pero cargado de intención. Pan recién horneado, alioli casero y patés de distintos sabores llegan a la mesa mientras Arnau se acerca a saludar. Es un detalle que rompe la barrera entre chef y cliente, y adelanta la cercanía que marcará toda la velada.

Una propuesta con raíces y viajes

El desfile de platos comienza con un tartar de atún fresco, acompañado de matices cítricos que realzan el producto. Le siguen unas vieiras trabajadas en distintas versiones, que muestran el dominio técnico del chef y su voluntad de explorar nuevas texturas. El foie, presentado en varias formas, confirma la ambición del restaurante: sorprender al paladar con sabores que recuerdan a la alta cocina europea.

El plato estrella llega con el Carabinero Marinado con Helado de Mango Salado. Lo que parece un marisco sencillo se convierte en un espectáculo de sabores. El dulzor del carabinero se equilibra con la acidez del mango y con la textura fría del helado, en una de esas combinaciones que se graban en la memoria.

Primer plano del carabinero con helado de mango.

Primer plano del carabinero con helado de mango. E.E.

La carta de Es Mal Pas refleja una identidad clara: raíces mediterráneas con una apertura al mundo. El Magret de Pato Villeroix, jugoso y con un punto de cocción exacto, convive con mariscos del Mediterráneo tratados con delicadeza y con elaboraciones que miran a influencias internacionales.

Arnau Santos, que ha trabajado en Inglaterra y Suiza antes de abrir su propio restaurante, entiende la cocina como un viaje constante. Esa visión se traduce en platos que respetan el producto pero se atreven a dialogar con técnicas modernas y combinaciones inesperadas.

El entorno y la experiencia

Más allá de los platos, el entorno multiplica la experiencia. La terraza al aire libre, rodeada de sabinas, tiene un ambiente que cambia con la luz del día. A mediodía, el canto de las cigarras acompaña cada bocado. Por la noche, son los grillos los que ponen la banda sonora. Esa naturalidad convierte cada cena en una experiencia envolvente, alejada del bullicio que caracteriza a otras zonas de la isla.

Una mesa llena de sabores: foie, tartar y magret en Es Mal Pas.

Una mesa llena de sabores: foie, tartar y magret en Es Mal Pas. E.E.

Lo que distingue a Es Mal Pas no es solo lo que se come, sino cómo se vive. Arnau dedica tiempo a explicar sus elaboraciones, escuchar a los comensales y proponer maridajes que elevan la experiencia. No es una cocina que se imponga, sino una propuesta que invita a descubrir, paso a paso, un universo gastronómico lleno de matices.

El restaurante no busca únicamente satisfacer al huésped del hotel, sino atraer a quienes viajan a Formentera con el deseo de probar algo especial. Muchos clientes repiten visita verano tras verano, y lo convierten en una parada obligatoria de la isla.

Cada plato cuenta con un trasfondo que lo conecta con la identidad mediterránea. La elección de productos locales, el cuidado en las presentaciones y el respeto por el sabor original hacen que la propuesta de Arnau tenga coherencia y fuerza. No es cocina para impresionar por artificio, sino para emocionar desde la esencia.

La atmósfera que rodea al restaurante juega un papel fundamental. Comer en Es Mal Pas es hacerlo en un espacio que transmite calma, con un servicio atento que sabe desaparecer en el momento justo. Es el lujo silencioso que tanto encaja con Formentera: lo importante no es ser visto, sino disfrutar.

Al salir del restaurante, la sensación no es la de haber asistido a una comida más. Es la certeza de haber participado en un viaje sensorial, de haber visto cómo un chef transforma un producto en arte y de haber descubierto un rincón de la isla que no necesita grandes estridencias para brillar.

En Es Mal Pas, un carabinero marinado se convierte en mucho más que un plato. Es el símbolo de una filosofía gastronómica que combina memoria, innovación y territorio. Una experiencia que merece ser vivida en cada visita a Formentera, y que confirma que la isla guarda secretos más allá de sus playas.