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6 cosas que te sorprenderán de Noruega (si eres español)

Casi 19 horas de luz en verano descolocan a cualquiera. Como el desfile urbano de papás paseando a sus bebés, la ausencia total de estrés o el precio de una barra de pan.

5 septiembre, 2016 21:02

El norte de Europa no es frío y oscuro. Y mucho menos en verano. De junio a septiembre, Noruega no tiene nada que envidiar a sus soleados vecinos del sur continental. No en vano, el sol y el buen tiempo han convertido esta nación escandinava en uno de los destinos favoritos de los españoles: nuestro país ya es el segundo mercado emisor de turistas que más ha crecido en Noruega, por detrás de China, con un incremento total del 45% entre 2013 y 2015.

Las esculturas humanas del Parque Vigeland, El Grito de Munch (en la Galería Nacional), el Museo Munch, la Ópera & Ballet o el barrio hipster de Grünerløkka conviven en total armonía con el fiordo de Oslo, parques y bosques en una ciudad emplazada a pocas horas de parajes que miran desde las montañas hacia los fiordos del Mar del Norte, que no se congelan gracias a la corriente del Golfo y las corrientes de aire de la zona. Pero no es solo la belleza natural y urbana lo que sorprende al turista español.

OSLO: LA (OTRA) CIUDAD DE LA LUZ

Esculturas del Parque Vigeland.

Esculturas del Parque Vigeland. S.A.

El viajero mediterráneo, acostumbrado a trasnochar, se queda ojiplático con los horarios del astro Sol en estas latitudes: en verano, a las 12 de la noche aún hay tanta claridad que parecen las 8 de la tarde (en el sur). Y es que en los meses de junio y julio, Noruega tiene más de 18 horas de sol (desde aproximadamente las 4 hasta las 22.44, diez minutos arriba o abajo según las fechas). En el solsticio de verano, el 21 de junio, Oslo llega a tener 18:51 horas de luz frente a las 15:04 que se registran en Madrid o las 15:10 de Barcelona.

LOS PAPÁS-MAMÁS

Un padre noruego, con su bebé, comprando ropita infantil en el barrio de Grünerløkka.

Un padre noruego, con su bebé, comprando ropita infantil en el barrio de Grünerløkka. S.A.

En los meses más soleados, las calles de Oslo son un desfile de vikingos (en el mejor sentido de la palabra), solos o en pareja, empujando carritos de bebé, comprando ropita o jugando en el parque. Y es que el padre tiene la obligación de disfrutar 10 de las 39 semanas de prestación que la mujer tiene por maternidad. Esa obligación de disfrutar (bendita paradoja) es el derecho que tienen los niños al tiempo de sus padres en uno de los momentos clave de su desarrollo. La conciliación de la vida laboral y familiar se prolonga durante toda la infancia de los hijos gracias a unos horarios racionales. "Aquí todo el mundo tiene muy claro que es una inversión, porque los niños son el futuro", explica Hernán, un guía argentino afincado en Oslo desde hace varios años.

LOS PRECIOS

Retrolykke Kaffebar, en Grünerløkka, el barrio de moda, repleto de lugares tranquilos con mucho encanto.

Retrolykke Kaffebar, en Grünerløkka, el barrio de moda, repleto de lugares tranquilos con mucho encanto. S.A.

Noruega es un país caro para el visitante español de clase media, pero no para los propios noruegos, que ostentan uno de los mayores ratios de Europa en bienestar: Suecia, Suiza, Dinamarca y Noruega son, por este orden, los países europeos que encabezan el ranking de calidad de vida, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El litro de gasolina cuesta en torno a 1,45 €. Un paquete de tabaco, 11. Entre 2 y 4 euros te cobrarán por una barra de pan. Por un café, casi 3. A partir de 8 euros puedes tomarte una cerveza en un bar. Pero el sueldo medio del ciudadano noruego es de 5.000 euros brutos al mes. A esto hay que restarle impuestos, que son elevados y que los noruegos pagan con gusto conscientes y orgullosos de las prestaciones públicas y sociales de que disfrutan.

UNA CIUDAD SIN ESTRÉS

Jóvenes disfrutan de la tranquilidad del fiordo y las vistas desde el puerto.

Jóvenes disfrutan de la tranquilidad del fiordo y las vistas desde el puerto. S.A.

Será por la calidad de vida, por el carácter escandinavo, por la proximidad del fiordo o simplemente porque sí, Oslo es una ciudad zen. No encontrarás en las calles de la capital noruega el ritmo trepidante ni el estrés que se respira en otras grandes urbes del mundo. Tampoco grandes atascos en hora punta (los noruegos aprovechan el verano para caminar y moverse en bicicleta). Ser una gran ciudad de apenas 648.000 habitantes (frente a los 3,1 millones de Madrid o los 1,6 de Barcelona) algo ayuda a la calma urbana.

ARQUITECTURA Y DISEÑO

El Edificio de la Ópera y el Barcode, vistos desde el fiordo de Oslo.

El Edificio de la Ópera y el Barcode, vistos desde el fiordo de Oslo. S.A.

La Ópera & Ballet de Oslo es uno de los edificios ante el que los noruegos sacan pecho. Inspirado en un iceberg y concebido para que los noruegos paseen por fuera por sus techos y paredes oblicuas de mármol de Carrara y disfruten, desde dentro, de la hermosa vista y la luz del fiordo a través de sus grandes cristaleras. Todo ello le valió al estudio noruego Snøhetta el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea Mies van der Rohe. Este skyline, popularmente conocido como Barcode por su similitud con un código de barras, lleva la firma de MVRDV de Rotterdam y los noruegos DARK Architects y A-labdonde.

VIDA URBANA Y NATURAL

Myrdal, a 4 horas en tren desde Oslo, ofrece numerosas rutas para senderistas y amantes de la naturaleza.

Myrdal, a 4 horas en tren desde Oslo, ofrece numerosas rutas para senderistas y amantes de la naturaleza. S.A.

Los parques y museos de Oslo y la naturaleza exuberante de los fiordos y montañas de toda la región son el cóctel perfecto para el turista español que busca en el norte de Europa un refugio cálido y atractivo para huir del excesivo calor estival. Los nativos presumen de que aquí la naturaleza es de libre uso: se puede pisar y tocar. Es más: hay derecho de libre acampada en cualquier paraje siempre y cuando se respete una distancia mínima de 200 metros a la vivienda más cercana.

Planifica tu viaje

1. Hasta mediados de septiembre puedes volar desde Madrid a Oslo con Iberia Express  dos días por semana, desde 49 €/trayecto (comprando ida y vuelta). El Airport Express Train conecta el aeropuerto con el centro (Estación Central de tren de Oslo).
2. Para moverte libremente y a buen precio, saca la tarjeta Oslo Pass para 24, 48 o 72 horas: podrás utilizar el transporte público sin límites, entrar en más 30 museos, piscinas y parkings públicos y obtener descuentos en diversas actividades. 
3. Oslo bien merece tres días de estancia para callejear, pasear, utilizar el transporte público, visitar sus parques y museos y disfrutar del fiordo en su estado puro en un paseo en barco. El Hotel Clarion Royal Christiania, junto a la Estación Central de tren y cerca de numerosos autobuses y tranvías, puede ser una buena elección para alojarse. 
4. Norway in a nutshell te lleva en tren desde Oslo hasta la localidad de Myrdal a través de montañas, lagos y cascadas donde los verdes, blancos y azules se mezclan de forma espectacular. Puedes dormir en el Hotel Vatnahalsen. Ambiente familiar y deliciosa comida casera.
5. Norway in a nutshell te lleva de Myrdal a Flam para, allí, coger un crucero que recorre el fiordo de Nærøy. Dos horas de trayecto para desembarcar en Voss, un rincón entre montañas presidido desde hace más de un siglo por el familiar Hotel Fleischers. Desde Voss, puedes volver a Oslo con Norway in a nutshell.

Más información: Visit Norway | Visit Oslo | Fjord Tours | Iberia Express.