John Malcom Churchill, apodado Mad Jack

John Malcom Churchill, apodado Mad Jack

La Jungla / Social

El soldado que luchó en la II Guerra Mundial con una espada y un arco

En la Jungla. Si su historia la vieras en una película, no te la creerías. Sus hazañas comenzaron en las playas de Dunkerque, y siguieron en Noruega, Italia, Yugoslavia.

23 julio, 2017 19:24

Mayo de 1940. Una patrulla alemana avanzaba cerca de Pas de Calais cuando una flecha surgida de la nada acabó con la vida de su sargento. Era la señal para que un grupo de la Fuerza Expedicionaria Británica comenzase su emboscada y la había dado John Malcolm Churchill, conocido como Mad Jack (Jack el loco), hasta la fecha, el último soldado británico en matar a un enemigo con un arco y una flecha.

Mad Jack era un personaje tan extraño como eficaz en el conflicto más sangriento de la historia. Siempre entraba en combate armado con su arco, sus flechas, una espada –concretamente una claymore, una espada de origen escocés- y con una gaita. Su aventuras durante la guerra le llevarían de Francia a Noruega, a Italia y a los Balcanes, e incluso escapó en dos ocasiones de campos de prisioneros alemanes.

Nació el 16 de septiembre de 1906 en Hong Kong, aunque su familia volvió a Inglaterra en 1917. Allí se graduó en la Royal Military School en 1927 y sirvió en Birmania. Sin embargo, ser soldado en época de paz era aburrido para alguien apodado “Mad Jack”, por lo que dejó el ejército y trabajó en un periódico de Nairobi, como modelo publicitario y como extra en varias películas, entre ellas El ladrón de Bagdad donde mostró su habilidad con el arco. Además, en 1939 representó a Gran Bretaña en los Campeonatos Mundiales de Tiro con Arco en Oslo.

Primera parada, Francia

Mad Jack en Dunkerque

Mad Jack en Dunkerque

Pero a medida que Europa se dirigía de forma inexorable hacia la Segunda Guerra Mundial, Mad Jack volvió al ejército y cuando Alemania invadió Polonia, se dirigió a Francia como parte de la Fuerza Expedicionaria Británica. Allí comandó una pequeña unidad antes de pasear su espada y su arco por las playas de Dunkerque antes de ser rescatado como parte de la Operación Dínamo, reflejada en la película de Christopher Nolan.

Las fuerzas británicas no fueron un gran rival para el ejército germano, sin embargo su estancia en Francia le sirvió para que lo ascendieran hasta ser el segundo en la cadena de mando de una compañía de infantería. Además, formuló una de sus frases más conocidas al ser preguntado por el equipo que utilizaba: “ningún soldado entra en batalla apropiadamente vestido sin su espada”.

Noruega, espadas y gaitas 

En la parte inferior derecha se puede ver a Mad Jack con su inseparable espada

En la parte inferior derecha se puede ver a Mad Jack con su inseparable espada

Habiéndose hecho famoso por su arco, no sorprende que fuera uno de los elegidos para participar en la Operación Archery (arquería), una incursión en la Noruega ocupada contra posiciones alemanas que tuvo lugar el 27 de diciembre de 1940. El objetivo era destruir una fábrica de aceite que los alemanes usaban para preparar explosivos. Allí, de nuevo, protagonizó una secuencia que si fuera de una película nadie la creería.

Mientras veían las embarcaciones británicas acercarse a la costa de Maaloy, los alemanes oyeron el sonido de una gaita interpretando “The March of The Cameron Men”. Cuando las rampas cayeron sobre la arena de la playa, una figura tiró su gaita a un lado y lanzó una granada en su dirección justo antes de desenfundar un espada medieval y cargar hacia ellos delante de su tropa.

La operación no logró su objetivo. Sin embargo, Mad Jack recibió por sus acciones aquí y en Dunkerque la Cruz Militar.

Italia: 42 prisioneros usando solo su espada

En julio de 1943, Mad Jack llega a Italia, con su arco y su espada, ya como oficial al mando del Comando nº2. Y allí protagonizó su historia más loca, y llevamos ya unas cuantas.

Recibió la orden de capturar un puesto de observación alemán situado en las afueras de Molina que controlaba el paso hacia Salerno. Únicamente con la ayuda de un cabo, se infiltró en la ciudad y tomó el puesto, capturando 42 prisioneros y un puesto de morteros usando su espada. Según contó el cabo “fue como ver una imagen salida de las Guerras Napoleónicas”.

Horas más tarde, Mad Jack volvió a la ciudad porque había perdido su espada durante una pelea cuerpo a cuerpo. En el camino se encontró a una patrulla americana que se dirigía por error hacia las líneas enemigas. Cuando el oficial americano se negó a dar media vuelta, él les respondió que no pensaba volver una tercera vez a por ellos.

Su suerte termina en Yugoslavia

Perímetro de Sachsenhausen

Perímetro de Sachsenhausen

En 1944 este excéntrico superhéroe británico aterriza en la isla de Vis con órdenes de usar sus comandos para tomar una colina. Sin embargo, la operación no salió del todo bien y solo él y seis de sus hombres llegaron a lo más alto, desde donde podían ver al ejército alemán acorralándoles.

En una situación desesperada, con pocos hombres para defenderse, Mad Jack hizo lo que cualquier hijo de vecino hubiera hecho: tocar la gaita, concretamente “Will Ye No Come Back Again?” hasta que el enemigo llegó y le golpeó hasta dejarlo inconsciente.

Por su nombre real, John Churchill, los alemanes en un primer momento pensaron que sería familiar del Primer Ministro –no lo era-. Tras un paso por Berlín donde fue interrogado, se le trasladó al campo de prisioneros de Sachsenhausen. Visto el historial del personaje, podréis imaginar que no fue uno de esos prisioneros que se sientan obedientes.

Un prisionero rebelde

Dunkerque

Dunkerque

En septiembre de 1944 él y James Bertram, un oficial de la Royal Air Force, logran colarse a través de un desagüe que pasaba por debajo del alambre del campo. Tras cuatro días de huida, fueron capturados cerca de Rostock.

Fue trasladado a un campo en el Tirol, vigilado por las SS. En abril de 1945 –cuando el colapso alemán ya parecía inevitable-, los guardas de las SS estuvieron a punto de ejecutarlo a él y al resto de prisioneros, pero los soldados del ejército alemán liderados por el capitán Wichard von Alvensleben se interpusieron. Superados en número, los miembros de las SS abandonaron el campamento y los prisioneros fueron liberados.

Mad Jack caminó 150 kilómetros hasta Verona, solo para descubrir que en el año que se había pasado como prisionero la guerra contra Alemania estaba a punto de terminar. Como todo lo que había hecho le sabía a poco, pidió el traslado al frente del Pacífico, donde voló a Birmania, donde la lucha contra los japoneses era más intensa.

Sin embargo, cuando llegó EEUU ya había bombardeado Hiroshima y Nagasaki, poniendo fin a la guerra. Decepcionado, pronunció otra de sus frases históricas: “si no llega a ser por estos malditos yanquis hubiéramos seguido en esta guerra otros diez años”.

Después de la guerra, paracaidista 

Cuando se repuso de la decepción birmana, Mad Jack se embarcó en una nueva aventura, formándose como paracaidista y siendo destinado a Palestina, donde participó en la guerra entre 1947 y 1948. Más tarde sería instructor de vuelo en Australia.

Mad Jack no volvería a Inglaterra hasta 1959. Pero sus excentricidades siguieron: cada día, de camino a casa, lanzaba su maletín por la ventana del tren cuando pasaba junto a su casa. ¿Por qué? Para no tener que cargar con él desde la estación.

Murió el 8 de marzo de 1996 con 86 años.