Arturo Pérez-Reverte durante la presentación de su libro.

Arturo Pérez-Reverte durante la presentación de su libro. Efe

La Jungla / Social Real Academia de la Lengua

Arturo Pérez-Reverte devuelve el golpe al académico Francisco Rico: "Sólo atiende a su negocio"

En la jungla. El escritor contraataca a las acusaciones de "penoso sexismo" aduciendo una inquina por motivos económicos.

18 octubre, 2016 09:00

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Como en un auténtico duelo en las calles del Madrid del Siglo de Oro, el honor se desafía, los insultos se acrecientan en barroquismo y gravedad, y las estocadas golpean cada vez más profundo. El primer lance corrió a cargo del escritor Arturo Pérez-Reverte. En su texto No siempre limpia y da esplendor, cargaba contra sus colegas de la Real Academia de la Lengua que no quieren entrar en polémicas "políticas" como la del sexismo en la lengua. Los trataba de "tontos del ciruelo y talibancitas tontas de la pepitilla", señalando que creen que por "esconder la cabeza en un agujero no se dejan el culo al aire".

Semanas después Pérez-Reverte encontraba réplica del académico Francisco Rico, el sillón "p". Desde las páginas de El País criticaba en Las académicas y los académicos que su colega hablase de la RAE como de un organismo que debe de "amparar" denuncias sobre política lingüistica, cuando no es su función, y le reprochaba el "pintoresco y penoso sexismo" de haber separado a las personas que denuncia en "tontos y tontas", cayendo en el "ridículo desdoblamiento de género" que tanto desprecia el escritor.

Se avecinaba sangre, porque es sabido que Pérez-Reverte la tiene caliente para las riñas dialécticas, y la respuesta no ha tardado ni una semana en aparecer en el mismo diario. La titula con familiaridad: Paco Rico, autor del Quijote. Se trata de una referencia al relato de Jorge Luis Borges Pierre Ménard, autor del Quijote en el que un escritor reescribe letra por letra el texto cervantino obteniendo a pesar de todo un libro diferente.

Los primeros reproches son, como ocurrir en las "peleas de gallos", de índole estilística. Pérez-Reverte califica el texto de "su amigo en otro tiempo" como "venenoso", "biliosamente virulento" y "confuso", acusándole incluso de errar en sus traducciones al latín. Sin embargo, eso es solo el preludio. A continuación el escritor traza el origen de la inquina de Rico a motivos económicos.

Según cuenta, cuando hace dos años preparó una edición anotada del Quijote cediendo todos los derechos de autor a la RAE, Pérez-Reverte ofreció a Rico colaborar. Pero el experto cervantino no estaba dispuesto a renunciar a los derechos de autor, asegura el escritor cartagenero. La edición salió adelante y Rico está ofendido desde entonces, ya que considera que "tiene un derecho exclusivo" sobre la obra de Cervantes y ha hecho de ellos "su negocio".

Pérez-Reverte termina acusando a Francisco Rico de atender a la Academia de la Lengua únicamente en "lo que atañe a su bolsillo". Y se despide con la amenaza de extenderse "con espantables y jamás imaginados detalles sobre el asunto".

"Cuando a Paco Rico le gustaba Alatriste"

A Arturo Pérez-Reverte le quedaba el golpe de gracia. Reconoce que el sarcasmo de Francisco Rico a la hora de definirle como el "alatristemente célebre productor de best-sellers" es ingenioso, pero aprovecha para recordar que cuando mantenían amistad, el académico se declaraba fan de la serie de novelas de capa y espada e incluso escribió un soneto que terminó incluido en uno de los libros.

Horas despues de publicarse su columna, Pérez-Reverte tuiteaba el mensaje "Cuando a Paco Rico le gustaba Alatriste" enlazando a otra tribuna de El País, esta del año 2009. Se trata de la crítica de Rico a la saga con motivo de la Feria del Libro. "No basta decir que el Pérez-Reverte de Alatriste (o el Alatriste de Pérez-Reverte) es ya un clásico" - arrancaba."Conviene precisar que lo es por más de una razón".

En el texto, Rico se deshace en elogios hacia la prosa de Pérez-Reverte, la reconstrucción histórica de sus novelas y sus referencias a la literatura del Siglo de Oro. "Por calidades novelescas y por presencia pública, el capitán de Reverte es, pues, un clásico. Pero lo es además, de otra manera, por la formidable medida en que el relato de sus aventuras se hace eco de los clásicos españoles por excelencia".

"Digámoslo claro: nunca se agradecerá bastante a Reverte haber hecho entrar a tantos lectores en esa literatura y esa historia cautivándolos con unas narraciones apasionantes y, por la fascinación que produce el héroe, implicándolos como coprotagonistas" - escribía en aquél entonces Francisco Rico.