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El estadio Santiago Bernabéu y el Vicente Calderón repletos. Quince veces. Esta es la afluencia “mínima” que prevén el Ayuntamiento de Madrid y los colectivos LGTB para el Orgullo Gay Mundial que se celebrará en la capital española a finales de junio. Dos millones de personas -entre las previsiones más pesimistas- y tres millones -auguran los más optimistas- harán del World Pride 2017 el mayor evento que ha acogido Madrid en su historia, superando la Jornada Mundial de la Juventud de 2011, que estuvo presidida por Benedicto XVI, en la que participaron entre 1,5 y 2 millones de católicos venidos de todo el mundo.

Este martes Madrid celebra el Dos de Mayo, el Día de la Comunidad de Madrid, su fiesta marcada en rojo en el calendario, pero también empieza la cuenta atrás para su otra fiesta que -sin ser día festivo- se será la gran cita anual, el "evento de la legislatura" de Carmena: el Orgullo Gay Mundial. Faltan tan sólo 50 días (23 de junio) para que dé el pistoletazo de salida el Madrid World Pride.

Cinco años después de que las calles madrileñas se llenasen de fieles de todos los rincones del mundo reunidos para asistir al último gran encuentro internacional del anterior Papa, el asfalto de la capital se volverá a masificar -esta vez a principio de verano y no en pleno 15 de agosto- debido al World Pride. Del “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” al “Vive la vida” con el que Madrid quiere imprimir el sello de un ciudad de “carácter multiétnico y cultural”.

Bandera del Orgullo desplegada en el Ayuntamiento de Madrid en 2016

Bandera del Orgullo desplegada en el Ayuntamiento de Madrid en 2016 MADO

La alcaldesa Manuela Carmena pondrá todos sus esfuerzos -y los de su equipo de Gobierno- para que el Orgullo Gay se convierta en “la fiesta de Madrid” en un año en el que la capital será escaparate mundial “de la más absoluta libertad y solidaridad”. Sin embargo, desde la corporación municipal -pese a que se niegan a mencionar la palabra “colapso” a este periódico- saben de “la enorme complejidad” que supone acoger un evento de tales magnitudes.

Hace años que el Orgullo Gay en Madrid se ha convertido en una de las fiestas insignia de la capital, por lo que la experiencia previa debería ser suficiente para el correcto desarrollo de la celebración. No obstante, se da la circunstancia que este año Madrid se convierte en la capital mundial de esta fiesta y además también sede europea. Nunca antes una ciudad en el mundo había acogido este doble honor. En símil futbolístico, como si una ciudad albergase en el mismo periodo una Copa de Europa y un Mundial.

Desde el Ayuntamiento se trabaja -a través de distintas concejalías- para la masiva llegada de turistas. Las plazas hoteleras -según explican a este diario desde el Ayuntamiento de Madrid- están casi al 90% para el último fin de semana de junio en la mayoría de barrios céntricos de la ciudad y en Chueca -epicentro del movimiento gay- las camas disponibles ya son casi inexistentes. Unos datos -o pistas- que han llevado al equipo de Manuela Carmena a decidir instalar-por primera vez un Centro de Coordinación con todos los servicios municipales y extramunicipales implicados en el edificio de Cibeles para controlar la seguridad y el buen desarrollo del evento.

En nivel antiterrorista 4

De lo que nadie tiene dudas -tanto grupos políticos como organizadores consultados- es de que la seguridad será el aspecto más importante a cuidar durante los diez días que durará el World Pride. Si se mantiene el nivel antiterrorista actual (4), el Orgullo Gay Mundial se celebrará con un telón de fondo de máxima seguridad.

Una imagen de la Jornada Mundial de la Juventud en 2011, celebrada en Madrid.

Una imagen de la Jornada Mundial de la Juventud en 2011, celebrada en Madrid. Efe

El equipo de Carmena, que trabaja conjuntamente con la Delegación del Gobierno, dice que establecerá “medidas especiales” para garantizar la seguridad de los participantes. Aunque no ha concretado ninguna, fuentes de esas negociaciones aseguran a EL ESPAÑOL que existe la preocupación de que la población “perciba miedo” si el despliegue de operativos es desmesurado.

Así, ponen de ejemplo lo sucedido durante la última cabalgata de Reyes Magos. Semanas después del atentado en Berlín en el que un hombre mató a 12 personas con un camión que estrelló contra un mercadillo navideño en pleno centro de la ciudad, Carmena decidió imponer medidas extraordinarias para la cabalgata madrileña. El resultado, sin ningún incidente, fue que la asistencia a la Castellana durante la tarde del 5 de enero bajó muy considerablemente.

En ese mismo escenario se desarrollará el acto central del Orgullo Gay. Desde la ronda de Atocha y hasta la Plaza de Colón transcurrirá la manifestación estatal en defensa de los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales. Este será el mayor punto caliente de la fiesta: para la tarde del sábado 1 de julio se espera que más de dos millones de madrileños y turistas salgan a las calles. Por ello, el metro abrirá las 24 horas del día y se cerrarán -como en años anteriores- estaciones de metro céntricas para evitar embotellamientos.

Polémico vallado del recorrido

Además, para la seguridad de esta marcha, ya se ha impuesto una medida cargada de polémica y que hasta el momento había sido rechazada por los convocantes de la manifestación (FELGTB y Cogam): el vallado del recorrido. Uno de los aspectos más polémicos es también uno de los primeros resueltos. Los organizadores se han negado desde años atrás a que se instalen vallas a ambos lados de la Castellana “porque se puede convertir en una ratonera” y, sobre todo, “porque en ninguna otra manifestación se imponen estas separaciones físicas”, explican a este diario uno de los convocantes. Sin embargo, tendrán que ceder.

La alcadesa de Madrid, Manuela Carmena, tras el despliegue de la bandera arcoíris en la fachada del Ayuntamiento

La alcadesa de Madrid, Manuela Carmena, tras el despliegue de la bandera arcoíris en la fachada del Ayuntamiento EFE

Por ello, pese a que en las ruedas de prensa celebradas para presentar el evento se muestra la imagen de unidad, el cabreo de FELGTB y Cogam es evidente. Además, aunque admiten que acatarán lo decidido por el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno de manera conjunta, no consideran que el sistema propuesto dote de mayor seguridad al evento. Y es que el dispositivo será una especie de híbrido: la primera parte -la reivindicativa- irá sin cercar y para la segunda -la festiva y de carrozas- se irán colocando vallas móviles.

Los demás días que dure la fiesta durante la que “se restringirá la movilidad” y “habrá incomodidades” para los madrileños, avanzan desde el Ayuntamiento, se tratará de que la “inmensa concentración” se disperse por otros barrios de la capital y no sólo en el barrio de Chueca. Lo hará instalando “muchos escenarios” en la ciudad, como por ejemplo en el Matadero.

El Ayuntamiento, a cincuenta días del evento, no sabe concretar aún si se impulsarán medidas para hacer frente a la falta de oferta hotelera con la que cuenta ya Madrid para esas fechas. No obstante, fuentes del Consistorio madrileño que trabajan apoyando al evento aseguran a esta redacción que sobre la mesa está la posibilidad de habilitar polideportivos para el fin de semana de máxima afluencia -1 y 2 de julio- así como residencias de estudiantes que para entonces puedan estar ya sin alumnos debido al fin del curso académico.

Así se hizo durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2011. Por aquel entonces -donde el Partido Popular gobernaba la Comunidad y el Ayuntamiento-, se cedieron instalaciones deportivas tanto de la capital como de las ciudades dormitorio para que los peregrinos pudieran pernoctar debido a la imposibilidad de encontrar camas en hoteles. “Algo habrá que hacer, no quedan ya apenas habitaciones para esa semana. Saldrán en los próximos meses pero a precios desorbitados debido a que las grandes cadenas se reservan camas”, explican.  

Lluvia de billetes en la capital

Preguntado el Ayuntamiento por cómo repercutirá en las arcas municipales la celebración de un evento de tales magnitudes, el equipo de Carmena no se atreve a hacer estimaciones concretas y remiten a los cálculos realizados por los organizadores de la fiesta: 200 millones de euros.

Una cifra “muy superior” a la de ediciones anteriores -cierto es que este año las actividades están programadas para diez días y no para cinco como en el pasado- que contrasta con las ayudas económicas que el Ayuntamiento ha reservado para esta celebración: 700.000 euros para los organizadores (la Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid) y 80.000 para el resto. El importe total de los gastos, estima el Ayuntamiento a este diario, podría alcanzar los 3,5 millones.